Cuenca, patrimonio de la escalada, a un paseo en tren

La ciudad de Cuenca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es mucho más que su casco histórico y las icónicas Casas Colgadas. Es un destino de referencia para los amantes de la escalada con más de 350 vías a tan solo unos minutos de sus céntricas calles, alojamientos, bares y restaurantes. La calidad de las rutas de las Hoces de Cuenca, unido a su atractivo entorno y la oferta de actividades en la ciudad, convierten a esta localidad de Castilla-La Mancha en uno de los epicentros de este deporte en Europa. Y todo a menos de una hora en tren de Madrid gracias a una estación de Renfe.

El viaje hacia la aventura de escalar en Cuenca es más que sencillo gracias a los 50 minutos que separan la estación de Renfe de Cuenca-Fernando Zóbel con Madrid o los poco más de 60 minutos que se tarda desde la estación de Valencia Joaquín Sorolla. Conectada con la red de alta velocidad, la accesibilidad convierte a Cuenca en el destino ideal para una escapada de fin de semana de escalada, ya que a tan solo 5 kilómetros de la mencionada estación de Cuenca-Fernando Zóbel se encuentran dos de las zonas de escalada más emblemáticas de la región: la Hoz del Río Huécar y la Hoz del Río Júcar, las llamadas Hoces de Cuenca.

Y es que la escalada y los viajes en tren se mueven en espacios comunes. Mientras Renfe apuesta por un transporte sostenible y comprometido con el medio ambiente, la escalada promueve el respeto por la naturaleza, la preservación de los paisajes y la conexión entre el esfuerzo humano y el entorno natural. Ambos representan formas de unir personas y lugares de manera responsable, minimizando el impacto ambiental y fomentando un equilibrio positivo con el entorno.

Caminando esos 5 kilómetros que separan la estación de Renfe con las Hoces de Cuenca encontramos un área rodeada de naturaleza y con vistas espectaculares, que ofrecen más de 350 rutas y proponen un gran día tanto a principiantes como a escaladores experimentados. Y su cercanía con el casco histórico de Cuenca —sobre todo la Hoz del Río Huécar— permite combinar una jornada de escalada con un paseo por la ciudad.

Escaladora de roca paracticando en roca caliza / Shutterstock

A continuación, se detalla qué hace únicas a estas dos joyas de la escalada:

Hoz del Río Huécar: técnica y precisión en un entorno único

La Hoz del Río Huécar es un lugar que combina la belleza natural con la exigencia técnica. Sus paredes de roca caliza de alta calidad ofrecen rutas de excelente adherencia que destacan por su verticalidad y desplomes.

Predominan las rutas con grados que van desde el 6a hasta el 8c, lo que la convierte en un buen lugar para escaladores de nivel intermedio y avanzado.

Sectores destacados:

  • Sombra del Huécar: rutas de grado medio y alto.
  • El Alfar: sector clásico con vías largas y desplomadas.
  • El Escalerón: rutas técnicas y verticales.

Hoz del Río Júcar: versatilidad y aventura para todos los niveles

La Hoz del Río Júcar, por su parte, ofrece una experiencia más variada, con rutas que se adaptan a todos los niveles, desde principiantes hasta escaladores expertos. Este enclave es conocido por su entorno natural, con paredes que se alzan junto al río, creando un paisaje formidable y vistas que difícilmente se podrán olvidar.

Con una amplia variedad de grados —del 5a hasta el 8b+—, es una zona ideal para iniciarse en la escalada y también para disfrutar de otras vías más exigentes. La roca caliza también proporciona una excelente adherencia y las vías suelen ser más largas, lo que permite disfrutar de una escalada más fluida y continua.

Sectores destacados:

  • Ventano del Diablo: sector icónico con rutas de todos los niveles y vistas espectaculares del cañón del Júcar.
  • Los Cuchillos: vías técnicas y desplomadas.
  • El Mirador: sector accesible, ideal para quienes están comenzando en la escalada.

Valle del Río Júcar en Cuenca (Castilla La Mancha)

Valle del Río Júcar con paredes de escalada al fondo en Cuenca (Castilla La Mancha) / Shutterstock

Más allá de ser un paraíso para los escaladores, Cuenca es un destino que enamora por su riqueza histórica, su belleza natural y su gran ambiente. Después de una jornada ‘colgado’ en sus paredes nos espera una ciudad que te transporta a otra época con su casco histórico perfectamente conservado, sus emblemáticas Casas Colgadas con sus balcones de madera suspendidos sobre el río Huécar o las impresionantes vistas desde el puente de San Pablo.

Pero hay más: su Plaza Mayor, la imponente Catedral de Nuestra Señora de Gracia y el Ayuntamiento barroco —corazón de la ciudad—, resultan ideales para disfrutar de un aperitivo de morteruelo o alajú en sus terrazas. Y si se quiere explorar la zona está la icónica Ciudad Encantada, en el Parque Natural de la Serranía.

Cuenca significa escalada y naturaleza, pero también historia, arte y gastronomía. Todo ello convierte a Cuenca en una experiencia inolvidable… y accesible gracias a las posibilidades que brinda la estación de tren de Cuenca-Fernando Zóbel, a la que se puede ir y volver de manera rápida, cómoda y sostenible.

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