El Festival Aéreo Internacional de Gijón es una de las citas ineludibles para los aficionados a la aeronáutica militar todos los veranos. Las playas de la localidad asturiana, ya concurridas por las fechas estivales, se abarrotan de público para ver de cerca las maniobras de los Eurofighter y F-18 del Ejército del Aire y del Espacio.
Precisamente, este último modelo de caza protagonizó en la mañana del pasado domingo una maniobra que ha causado mucho revuelo entre los aficionados y que ha llenado las redes de teorías de lo más variopintas.
La aeronave del Ala 12, en un vuelo a baja cota, realiza una importante maniobra alabeo, casi poniéndose bocabajo, a muy pocos metros de la arena de la playa. Allí, en ese momento, miles de personas se encontraban vislumbrando la proeza del piloto cuando el desconcierto comenzó a extenderse.
Muchos nos habéis estado preguntando, por eso, en este hilo, os contamos qué pasó durante el festival aéreo de Gijón.
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— Ejército del Aire y del Espacio (@EjercitoAire) July 28, 2025
Según testigos allí presentes, la maniobra no era propia de una exhibición aérea al uso por ser demasiado arriesgada, tanto por la cercanía con el público como la poca altitud sobre el mar Cantábrico, y podría indicar que algo no iba bien a bordo.
Durante las siguientes horas, muchos vídeos tomados desde diferentes ángulos y ubicaciones han inundado las redes sociales y, en algunos de ellos, se ha podido ver una pequeña bandada de pájaros rodeando a la aeronave justo antes de ejecutar la maniobra.
La teoría de la esquiva de las aves fue cogiendo fuerza y también explica que el piloto, el capitán Botana, continuase con la exhibición aérea. De haberse encontrado con algún problema técnico, la aeronave habría regresado al aeropuerto por razones de seguridad.
«Como habéis visto, uno de nuestros cazas F-18 realizó una maniobra evasiva al detectar una bandada de aves en su trayectoria«, tal y como ha explicado el propio Ejército del Aire y del Espacio. «Esta acción forma parte del protocolo habitual para preservar tanto la integridad del piloto como la seguridad del público».
F-18 del Ejército del Aire y del Espacio
De hecho, un bird strike —como se conoce en jerga aeronáutica el choque contra un ave— provocó la retirada prematura de un Eurofighter del Festival Aéreo Aire 25, celebrado sobre las aguas del mar Menor el pasado junio.
En esa ocasión la aeronave sufrió daños importantes, aunque no críticos. Según se ha publicado, un ave rompió la parte delantera de la cúpula, dejando un hueco hacia el interior de la carlinga y obligando al piloto a retirarse inmediatamente.
«Nuestros aviadores están formados para reaccionar en milésimas de segundo ante cualquier imprevisto«, continúa el Ejército sobre el caso gijonés. «En este caso, el piloto actuó con ejemplar rapidez y profesionalidad, evitando un posible impacto sin comprometer la exhibición».
El corto comunicado finaliza puntualizando que «la seguridad es, y seguirá siendo, nuestra máxima prioridad en cada demostración aérea».
La maniobra evasiva del piloto finalizó con éxito, aplicando gases, conectando el sistema de postcombustión que proporciona un empuje extra a la aeronave, levantando morro para recuperar altura y alejándose de la playa. Poco tiempo después, el tripulante regresaba con su exhibición frente al público.
Historial del caza
Si bien la maniobra del capitán Botana logró evitar un problema importante, no tuvo la misma suerte el teniente Pablo Estrada Martín en octubre de 2024. Sobrevolando Teruel, la aeronave impactó contra un buitre, resquebrajándose la cúpula que cubre la carlinga del caza de fabricación estadounidense.
El avión siniestrado, un F-18 también del Ala 12 con base en Torrejón de Ardoz (Madrid), se estrelló el 4 del pasado octubre a unos 500 metros de Peralejos, en Teruel, durante una misión de entrenamiento. El piloto no pudo eyectarse a tiempo.
Según el informe de la Comisión para la Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM), en el momento del impacto con el ave, el teniente coronel volaba en formación táctica con su líder, en paralelo a 2 kilómetros de distancia a una velocidad de 800 km/h y a tan solo 220 metros de altura sobre el terreno.
Tampoco el teniente Fernando Pérez, el piloto que falleció a causa de un accidente con el mismo modelo de aeronave en octubre de 2017 y, nuevamente, perteneciente al Ala 12 del Ejército del Aire y del Espacio.