Toldos sin parques y parques sin toldos. Esta frase refleja la realidad que vive Alicante, una ciudad que está perdiendo, poco a poco, algunas de las escasísimas zonas de sombra que tenía, aquellas que tanto alivian en las jornadas de verano. El caso más reciente ha sido el de los toldos retirados en la isla de Tabarca este viernes, después de haber estado instalados apenas un mes.
Estos sombrajes, que estaban previstos para estar en su lugar más de 220 días al año, se han convertido en uno de los casos más sonados del verano. Sin embargo, no es el único. En otros casos, por falta de mantenimiento. Parques como el del PAU 1 o el de Joan Fuster, que antes contaban con sombrajes para proteger sus juegos infantiles, ahora solo conservan los restos de los postes que sostuvieron en su día estas lonas protectoras.
«Los árboles que den sombra disminuye hasta 8 grados la temperatura respecto a una zona sin sombra»
El equipo de gobierno del PP abrió la puerta esta semana a que, tras la retirada definitiva de los toldos de Tabarca en 2027, estos puedan tener una nueva vida en Alicante, en otros puntos de la ciudad. Pero, mientras tanto, Alicante sigue a la espera de más sombras, un ausencia que preocupa a muchos, sobre todo a vecinos y visitantes. De hecho, los vecinos de Playa San Juan solicitaron la pasada semana una zona de sombra en el acceso al arenal. Una petición que se repite en otros barrios de la ciudad. De hecho, uno de los acuerdos del ejecutivo de Barcala con Vox, a la espera de ejecución, incluye instalar sombras en la vía pública, con el foco en San Agustín, Rabasa y el Casco Antiguo. Sin embargo, estas actuaciones todavía no se han llevado a cabo y los expertos advierten de los riesgos de seguir perdiendo espacios sombreados, especialmente en los parques infantiles.
Los vecinos reclaman más toldos en las zonas de juego para proteger a los niños
El cambio climático y la pérdida de sombra
El catedrático y director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, explica que la falta de árboles y sombra en la ciudad no es un capricho, sino una cuestión de salud. Según Olcina, que la ciudad cuenta con «árboles que den sombra disminuye hasta 8 grados la temperatura respecto a una zona sin sombra». Para Olcina, Alicante necesita convertirse en una ciudad con más zonas verdes, fuentes y medidas que ayuden a combatir las altas temperaturas. «No solo se trata de los árboles. Los toldos y los difusores de humedad también son muy eficaces a la hora de reducir las temperaturas en las calles», afirma.
«Muchas calles tienen árboles que pierden la hoja en verano o que apenas dan sombra. Es necesario cambiarlos»
Sin embargo, Olcina subraya que muchos de los árboles que se encuentran en las calles de Alicante no cumplen con este propósito. «Muchas calles tienen árboles que pierden la hoja en verano o que apenas dan sombra. Es necesario cambiarlos por especies que ofrezcan sombra, como los de la Rambla o en la calle Portugal«, indica Olcina. Por otro lado, el catedrático señala como las calles amplias, especialmente si no están arboladas, son mucho más calurosas que las calles estrechas: «Esto puede convertirse en un problema», apunta.
Zona de sombra en el parque infantil de Calvo Sotelo a 27,6 grados. / Áxel Álvarez
Petición vecinal
La falta de sombra en los parques infantiles se ha convertido en una preocupación recurrente entre los vecinos, especialmente en barrios como Gran Vía Sur o el PAU 1. Muchos se quejan de que los toldos retirados en los últimos meses nunca se han repuesto, lo que hace que los parques se conviertan en espacios intransitables durante gran parte del día, sobre todo en verano. En el PAU 1, por ejemplo, los toldos que antes protegían los juegos infantiles desaparecieron hace unos meses y nunca más se colocaron. Mara Asensio, vecina del barrio, lamenta que el parque ya no sea lo que era: «Este parque tenía toldos en la zona de juegos, pero ya no se sabe por qué no los han repuesto. Además, la fuente se corta en verano. No hay nada para refrescarse», apunta.
«Sin toldos aquí no se puede estar. En verano no podemos bajar al parque hasta las 20:30 horas»
Como ella, Jésica Ferreiro, vecina de Gran Vía Sur, donde se ubica el parque Joan Fuster, otra de las zonas de juegos infantiles que ha perdido sus toldos, lo tiene claro: «Sin toldos aquí no se puede estar. En verano no podemos bajar al parque hasta las 20:30 horas. Los quitaron cuando hicieron las obras y no los han vuelto a poner. Los niños se quejan de que los toboganes se queman mucho.» Junto a ella, Lola Íñiguez también se muestra indignada: «Todo el mundo se queja de que no hay toldos porque sin ellos no se puede estar. Este parque coge mucha temperatura, y es una pena que no podamos disfrutarlo». Una visión similar a la de Cristina Collar, vecina de la zona, que lamenta como «están los enganches». «No hay control de nada», añade.
«Todo el mundo se queja de que no hay toldos, sin ellos no se puede estar. Este parque coge mucha temperatura»
Similar es la opinión de Sandra Mora, que pasea a sus perros por el parque del PAU 1. «Lo poco que hay de sombra son los árboles, pero no es suficiente. El parque infantil necesita recuperar sus toldos para que los más pequeños puedan disfrutar también en verano». David Corbi, también vecino del PAU 1, se pregunta por qué no se han repuesto: «Pusieron unos toldos, se volaron, los volvieron a poner, pero ya no los han repuesto. Antes había más sombra en este parque, y ahora no salimos hasta que el sol se va», indica.
«El parque infantil necesita recuperar sus toldos para que los más pequeños puedan disfrutar también en verano»
La diferencia de temperatura
El impacto de la falta de sombra en los parques es palpable. Este viernes, entre las 13:00 y las 14:15 horas, INFORMACIÓN pudo comprobar con un termómetro industrial la diferencia de temperatura entre las zonas a la sombra y las expuestas al sol. En Doctor Gadea, por ejemplo, la diferencia era de hasta 12 grados: mientras que en las partes soleadas se alcanzaban los 40 grados, en las zonas sombreadas la temperatura no superaba los 28 grados. En la plaza de Calvo Sotelo, el termómetro subía por encima de los 43 grados en las áreas expuestas al sol, mientras que a la sombra no superaba los 27 grados.

Espacio de juegos infantiles en la avenida Doctor Gadea, a 42,5 grados al sol. / Áxel Álvarez
«La sombra es muy escasa y los niños se tienen que refugiar debajo de los juegos para evitar el sol»
En el parque de Canalejas, la diferencia era igualmente alarmante. Mientras que las zonas de sombra, protegidas por los ficus, no superaban los 27 grados, las superficies de los juegos infantiles ubicados a la sombra alcanzaban los 38 grados. Precisamente, en Canalejas, los parques infantiles sufren la falta de sombra, ya que los juegos infantiles están situados justo en una zona donde no llega ni un árbol ni un toldo. Paula Brea, vecina del Centro Tradicional, explica que en verano «la sombra es muy escasa y los niños se tienen que refugiar debajo de los juegos para evitar el sol. Haría falta poner algún toldo o mover los juegos a una zona más sombreada».
«El sol pega fuerte en este parque en verano y sería muy recomendable poner un toldo, ayudaría a cambiar el ambiente»
Similar es la situación en Calvo Sotelo, donde los juegos infantiles están también principalmente desprotegidos. Alejandro Carratalá, vecino de la zona, comenta que el sol «pega fuerte» y que sería recomendable «un toldo, ayudaría a cambiar el ambiente». Valeria Ballestas, también vecina de Calvo Sotelo, añade que en verano se marcha «a otros municipios» en busca de parques «con más árboles o toldos» como Natalia Soto, que indica que «todos los parques infantiles deberían tener toldos porque el calor es muy intenso y los más pequeños sufren mucho».
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