Reinier de Ridder vence a Robert Whittaker con una apretada victoria en el UFC Abu Dhabi

Reinier de Ridder salió de Abu Dhabi exhausto, pero con una victoria capital para sus intereses. El neerlandés venció por decisión dividida ante Robert Whittaker en el evento estelar de la nueva velada de la corporación de Dana White en Emiratos Árabes Unidos. Clasificado el número 13 en la categoría del peso medio, el ex doble campeón de ONE Championship ya puede bailar con los tiburones blancos de la división, tras vencer al quinto clasificado con un trabajado y sacrificado éxito obre el octágono.

El pleito comenzó con un puño de Whittaker que casi manda a la lona a de Ridder. De manera automática, el neerlandés quiso probar al australiano con un derribo, pero defendió la situación con éxito. Enredados en el cierre, justo en el centro del octágono, ambos competidores permanecen mientras conectan rodillas y codos para marcar diferencias en el octágono. Fuera de dicha situación, el ex campeón de la UFC castigaba a su oponente en el boxeo, con un lenguaje verbal que presagiaba sufrimiento dentro del tapiz después de que The Reaper defendiera un nuevo intento de derribo.

La derecha de Robert Whittaker era la mayor pesadilla de Reinier de Ridder en el primer capítulo del combate. Tras acumular tres defensas de derribo, el que fuera monarca de la UFC lucía más cómodo en la distancia, en el golpeo y no dejaba avanzar al neerlandés en las situaciones de cierre o en sus intentos de takedown. La mejor plantada hoja de ruta del australiano colisionaba con el neerlandés que, pese a apretar en los últimos segundos de parcial, permanecía desconcertado ante la propuesta de su oponente.

Un derechazo de de Ridder estrenó el segundo asalto del combate. El neerlandés debía frenar en seco a su rival, crecido en el combate y más cómodo sobre el tapiz. Whittaker pronto volvió a defender un nuevo intento de derribo de su oponente en el centro del octágono, para continuar con su gameplan: acortar distancia y buscar conectar su mano más atrasada, que provocaba un daño tremendo en el ex doble campeón de ONE Championship.

En el ecuador del asalto, Robert Whittaker comenzó a decaer sobre el octágono, y Reinier de Ridder comenzaba a conectar manos en recto y peligrosas rodillas al cuerpo, una táctica que propició que el combate tuviera sus primeros instantes en el suelo, donde el neerlandés comenzó a dominar el asalto. En menos de dos minutos, el pleito acababa de dar un giro de 360 grados, y el que dominaba era el número 13 en la categoría de los pesos medio, donde buscaba una sumisión a placer sobre el tapiz.

El tercer asalto de contienda trajo consigo un inicio frenético por parte de Reinier de Ridder que, a base de rectos y rodillas, conducía a Robert Whittaker a una situación peligrosa que olía a una finalización del neerlandés. Sin embargo, en medio del caos, el australiano consiguió encajar un volado de derechas sobre el rostro de su oponente, que cayó desplomado al suelo del octágono, desconcertado por el golpe del ex monarca de UFC. El retador sobrevivió a la embestida de The Reaper y, ya en la estancia en pie, ambos competidores decidieron bajar el pistón para recuperar aire ante un tremendo comienzo de parcial.

Reinier de Ridder estaba cansado de tener que lidiar con el peligro de las manos de Whittaker, y mandó el combate a ras de lona con un derribo que entró en el australiano como cuchillo en mantequilla. En esa situación, el neerlandés comenzaba a buscar una sumisión con la que encontrar la victoria, mientras descansaba por momentos en el tapiz. The Reaper marchó a su esquina exhausto, ante una remontada épica de su oponente en el combate.

Robert Whittaker salió con un cansancio evidente al cuarto asalto. Recibió un rodillazo mortal al inicio del pleito, y tuvo que lidiar con Reinier de Ridder en el cierre. Ya fuera de dicha situación, The Reaper buscaba desesperado una volea con la que volver a derribar al neerlandés, pero el aguante de su oponente comenzaba a ser superior y los golpes dibujados por el ex campeón del peso medio eran más lentos y menos precisos.

De Ridder volvió a mandar la pelea a la situación de cierre donde, tras un error, propició que Whittaker dominara a su oponente sobre el suelo. Sin embargo, más fatigado, el australiano dejó regresar la pelea a la estancia en pie. Sabía que allí estaba su vía para vencer. El suelo era territorio comanche. El asalto llegó a su fin después de un intercambio boxístico de ambos competidores, caracterizado por la presencia del evidente cansancio de los dos aspirantes de las 185 libras.

El último asalto era decisivo. La pelea podía estar igualada, y la urgencia era máxima en las esquinas de los dos competidores. Whittaker insistía con sus rectos de izquierdas, que eran el aviso previo al tremendo overhand de derechas que casi vale una victoria para él en los capítulos anteriores. Reinier de Ridder, consciente del peligro de poder de manos del australiano, mandó la pelea al clinch sobre la reja, donde dominaba y puntuaba sobre su oponente, a la vez que descansaba tras cuatro rondas de tremendo desempeño.

El ecuador del asalto vislumbraba a un de Ridder desesperado por mantener la pelea en el cierre, a la vez que insistía con las rodillas a la zona abdominal de Whittaker. Incluso en el clinch, el neerlandés insistía con su golpe estrella pero, impasible, el ex campeón de la UFC asimilaba los golpes. Debía aguantar para ganar. Los golpes ya no dolían. La herida de la derrota iba a ser más dura que la provocada por las ofensivas de su oponente. El combate moría con el que fuera monarca de ONE Championship mientras pedía la hora, y el desconcierto sobre el octágono de comprobar quién era el ganador de la noche.

La decisión dividida de los jueces determinó aquello que el respetable vislumbró en Abu Dhabi: la igualdad de un combate donde ambos competidores corrieron peligro sobre el octágono, tuvieron momentos de soportar el sufrimiento en aguas profundas, y otros donde consiguieron brillar para apuntar hacia una victoria en el tapiz más exigente del mundo. Ahora, el neerlandés permanecerá atento a los movimientos de la categoría, con el objetivo de poder aspirar al cinturón en su nueva organización.

Petr Yan vence al innoqueable Marcus McGee en el evento coestelar con una brillante actuación


Petr Yan, en su pelea ante Marcus McGhee en UFC Abu Dhabi

UFC

Petr Yan lució afilado y superior a su rival en todas las dimensiones del combate, pero no logró finalizar a Marcus McGhee en el evento coestelar de la velada de UFC en Abu Dhabi pese a su triunfo. El americano asimiló todo tipo de golpes en su contienda ante el ruso, pero demostró ser un peleador durable, con un futuro prometedor en la empresa y que puede correr un gran papel entre los mejores de la categoría del pesos gallo. 

El ex campeón de peso gallo arriesgó, al tomar una pelea ante el número 12 de la categoría, y logró vencer sobre el octágono de Abu Dhabi. Ahora, Yan apunta hacia una pelea por el cinturón de una división en la que dijo adiós a su reinado tras una acción ilegal cometida en su pelea ante Aljamain Sterling. Desde hoy, el ruso permanecerá atento al resultado de la pelea entre Merab Dvalishvili y Cory Sandhagen.

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«Paso a paso, me convertiré el campeón». Shara Magomedov es un tipo con una filosofía clara. Él va partido a partido, paso a paso. El ruso logró vencer a Marc-André Barriault, por decisión unánime, en la cartelera principal de la velada de la UFC en Abu Dhabi, después de dejar para el público una auténtica batalla que es la principal favorita para ser la contienda de la noche en un cartel con múltiples finalizaciones y grandes actuaciones para el respetable de los Emiratos Árabes Unidos, un lugar donde no sabe qué es caer derrotado en la UFC.



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