Llevan nueve ediciones, primero en Sant Joan, después en Lloret y desde hace unos años en el Parc de n’Hereveta de Porreres, irreconocible por cierto gracias a la decoración y ambientes de esos voluntarios y voluntariosos organizadores. Nos referimos al (o a la) Mobofest, que el pasado fin de semana presentó su novena edición, con éxito de público y, sobre todo, de figuras que saben cómo conectar con él. Un público diverso, entre el que se mezclan niños pequeños (algunos incluso portados en mochila paterna o materna) con personas de edades que superan los setenta. Ese eclecticismo es uno de los valores añadidos que tiene la propuesta.
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