Se quedó en la orilla España. Se quedó en la orilla porque fue una selección poco eficaz. Generó mucho, tiró mucho, pero no estuvo lúcida, mientras Inglaterra aguardó su momento -la tanda de penaltis- para llevarse la Eurocopa.
No supieron esquivar a la joven portera del Chelsea: Hannah Hampton. Con 24 años se transformó en la estrella que le dió el título a su selección. Fue la derrota de España, una derrota por una cuestión de mala puntería ya que Mariona, Aitana y Salma fallaron sus penaltis.
Alcanzado su objetivo, que no pasara nada en la prórroga, Inglaterra visitó su lugar preferido. Acudió al punto de penalti para conquistar el título, sobreviviendo incluso a un primer lanzamiento fallado por Mead. O mejor dicho penalti parado de forma extraordinaria por Cata Coll, quien sacó su mano izquierda para evitar el 1-0. Era el momento de España, certificado por el atinado disparo de Patri Guijarro, la única que marcó en la tanda. A partir de ese momento, el drama. Ni una sola jugadora española acertó después. Ni Mariona, que se estrelló, de nuevo, ante Hampton.
Ni Aitana, frustrada, otra vez, por la portera inglesa, transformada en el héroe de su país. Y eso que Cata Coll aún sacó otra prodigiosa mano derecha para mantener con vida al grupo de Montse Tomé, timorata y tardía en los cambios, sin capacidad para alterar el ritmo del partido. Ni en los 90 minutos. Ni en la prórroga. Faltó que Salma Paralluelo enviara el balón fuera para que Kelly, otra vez Kelly, llenara de frustración a unas jugadoras que fallaron tres lanzamientos de cuatro, además de encajar el gol de Russo que les llevó a la condena final.
Cata Coll, la portera española, desvía el peligroso disparo de Alessia Russo, la delantera inglesa, nada más comenzar la final de la Eurocopa. / Efe / Ana Escobar
En esa fase inicial, y justo cuando la selección campeona del mundo más sufría, emergió la figura de su portera. Una vez más. Cuando más lo necesitaba apareció Cata Coll, decisiva nada más arrancar el partido cuando se estiró felinamente con su mano derecha para desviar el peligroso disparo de Alessia Russo (m. 3), la delantera de la final Momento clave de la final. Tan clave como lo que ocurrió luego cuando la guardameta del Barça provocó un enorme problema con los pies, al que luego halló también una enorme solución con la punta de su bota izquierda.
Un mal pase, y dentro del área, hacia Olga Carmona, permitió que Lauren Hemp, la jugadora del Manchester City, descubriera, y gracias a su presión, una oportunidad de gol que no podía ni imaginar. Tampoco pudo intuir la futbolista inglesa que su disparo, con toda la intención del mundo, toparía con el pie izquierdo de Cata, que nada pudo hacer luego en el gol de Russo (1-1), un cabezazo similar al de Mariona (0-1). Ambas engañaron a sus porteras rivales.
De nada le valió a Cata Coll parar dos penaltis en la tanda decisiva.

Mariona Caldentey, la jugadora española que marcó el 0-1, agradece la asistencia que le sirvió Ona Batlle en la final de la Eurocopa ante Inglaterra. / @uefa
España empezó atacando, y de forma casi exclusiva, por el flanco izquierdo, una vez Olga Carmona y Mariona Caldentey se deshicieron del problema inglés. En ese momento el juego de ataque fluía con naturalidad por ese flanco ya que una (Olga) iba por fuera y otra (Mariona) se venía hace dentro. Lucy Bronze, la exjugadora del Barça, no daba abasto porque, además, se unían Alexia y hasta en determinados momentos Patri Guijarro a esa fiesta ofensiva. Inglaterra quedaba arrinconada en su propia área, sufriendo en cada centro lateral que sobrevolaba sus cabezas.
Entonces, el fútbol de España cambió de banda ya que Athenea, la gran sorpresa en el once inicial, relegando a Claudia Pina, al banquillo, envió un mensaje cifrado a Aitana. Y las dos luego a Ona Batlle. A través del pase, el mejor vehículo posible para superar a las inglesas, llegó el 0-1. Parido, creado y construido en la banda derecha para que lo terminara en el centro con un preciso testarazo Mariona, la falsa extrema izquierda. Los extremos se conectaron.
Pero el problema radicó en que España tiró mucho (22 remates) y poco a portería (apenas cinco).

Alessia Russo, la delantera inglesa, se desmarca de Laia Alexandri, la central de España, para firmar el 1-1 en la segunda mitad de la final de la Eurocopa femenina. / @uefa
Inglaterra encontró un tesoro en una lesión. Quedaban cinco minutos para acabar la primera mitad cuando Lauren James, que llegó tocada a la final, tuvo que pedir el cambio. Entró entonces Chloe Kelly, la futbolista del Arsenal. Ahí sin saberlo en ese momento España estaba encontrando la pieza que le haría mucho daño. No en esos instantes finales de los 45 minutos iniciales, aunque ya colocó en determinados problemas a Ona Batlle. Lo peor llegaría en el cuarto de hora inicial de la segunda parte cuando Kelly, con tiempo para pensar, sirvió un fantástico centro detectando que Alessia Russo se había escabullido de las dos centrales (Irene Pareeds y Laia Alexandri) para cabecear con astucia esquivando la figura de Cata Coll.
Alcanzado el botín, un enorme botín, Inglaterra se dedicó, y de forma absoluta, a protegerlo. No hizo ni un solo disparo a la portería española desde que también Kelly lo hiciera (m. 69). Luego, a vivir en su área. A sentirse cómoda y feliz aguardando su momento como demostró en la prórroga donde apenas cruzó el centro del campo. El botín de verdad estaba en la tanda de penaltis donde Hampton torturó a las españolas.
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