Las empresas que quieren despedir a un trabajador buscan cualquier excusa con tal de no pagar el finiquito y alegan faltas menores para justificar decisiones con argumentos ambiguos. Esta práctica es muy común, pero genera conflictos laborales y perjudica gravemente a los empleados que se quedan sin finiquito. Así lo ha explicado el abogado laborista de TikTok, Nacho de Un Tío Legal (@laboraltips).
Cada año, miles de trabajadores en España son despedidos sin indemnización tras haber acumulado sanciones que, en muchos casos, no han sido impugnadas. Ignacio de la Calzada ha explicado la estrategia que algunas empresas aplican para allanar el camino hacia un despido disciplinario sin coste económico. Lo más preocupante es que muchos trabajadores caen en la trampa sin saberlo.
Los despidos son cada vez más sofisticados
El despido disciplinario no conlleva indemnización, pero para que sea legal debe basarse en infracciones graves y demostrables. Para construir ese expediente, algunas compañías comienzan sancionando pequeñas faltas, incluso cuando son discutibles o falsas. Si el trabajador no reclama, esas sanciones quedan en firme y se convierten en antecedentes. Más adelante, cualquier error, sea leve o grave, puede ser el argumento final para una terminación de contrato sin compensación.
Trabajadores y empresas sufren las consecuencias
El problema para el trabajador es que solo dispone de 20 días hábiles para impugnar cualquier sanción o medida disciplinaria. Si no presenta un documento de conciliación ni una demanda judicial en ese plazo, la sanción se considera firme. Según el abogado Nacho, de Un Tío Legal, esto se denomina «aquietarse» a la sanción. En ese caso, no se podrá discutir en el futuro, ni siquiera si sirvió de base para el despido.
Por su parte, las empresas que usan este mecanismo pueden incurrir en fraude de ley si se demuestra que las sanciones fueron manipuladas o utilizadas de forma intencionada para evitar una indemnización. En ese caso, el despido podría ser declarado improcedente o incluso nulo, con las correspondientes consecuencias económicas y legales.
La trampa de las amonestaciones silenciosas
La estrategia denunciada por Nacho consiste en emitir amonestaciones escritas por faltas muy graves, pero sin aplicar sanciones económicas. «Como no te tocan el bolsillo, muchos empleados lo dejan pasar», explica el abogado. Sin embargo, no impugnar estas cartas implica que se aceptan. Más tarde, si el trabajador comete una infracción real o inventada, la empresa ya tiene un historial negativo que justifica el despido disciplinario.
El consejo del abogado es claro: impugnar toda sanción, aunque parezca menor o no afecte al sueldo. «El que calla, otorga», insiste. La prevención jurídica es fundamental para no quedarse sin empleo… y sin derechos.