Música en vivo, chocolatada y muchas ganas de bailar. Estas son las tres premisas que nunca fallan los domingos en el centro social de la tercera edad de Cambre desde hace tres años, cuando el presidente de la asociación, Ángel Sánchez, pensó que era hora de pasar página de la pandemia y recuperar el tiempo perdido.
Y dicho y hecho, el baile se convirtió en una cita «mítica» en la comarca, a la que acuden decenas de personas todos los domingos del año, a excepción del mes de agosto, cuando los miembros de la asociación se van de vacaciones.
«No faltamos ni una sola semana desde hace un año», cuentan María y Antonio, un matrimonio de Ordes que llevaba toda la vida yendo a Vimianzo hasta que cerró el guateque al que solían ir. «Cada vez es mas difícil encontrar este tipo de bailes, y todo el mundo nos hablaba de este guateque», dice María.
En la primera fila están los que bailan «solos, en línea» con una coreografía más que estudiada, y detrás los que prefieren hacerlo en pareja. Todos ellos en el medio de un círculo de sillas en las que algunos descansan hasta que llega su turno. «A los que están solos los sacamos a bailar a veces», dicen Elena y Paca, dos hermanas de Cambre que no paran de bailar ni un momento.
«Aquí conocemos a gente y charlamos con los vecinos, porque en casa no se nos pierde nada», asegura Paca. Lo mismo piensan Julio y Maruja, un matrimonio de 83 años de Cambre que afirma que «bailar es lo nuestro, y lo haremos hasta que el cuerpo aguante».
Muchos aún con el abanico en mano se toman el primer respiro de la tarde cuando el dúo hace una pausa y mientras tanto aprovechan para sacar las mesas supletorias y comparten un chocolate con bizcocho. «Es un guateque auténtico, de toda la vida, y a los que organizamos nos da ‘chollo’, pero al ver a la gente te das cuenta que merece la pena», afirma la secretaria de la asociación, Carmen Vaz, que conoce a casi todos los asistentes ya por su nombre, apellido y procedencia. «Somos una gran familia», sentencia.