Un banquete en el bautizo. La crónica del Real Zaragoza-Deportivo Aragón (6-0)

En la vida hay veces en las que recurrir a la manga ancha o la vista gorda no tiene que ver con falta de profesionalidad. Más bien al contrario. Es más, un exceso de celo y una severidad extrema en el juicio están fuera de lugar cuando el contexto exige despojarse de un carácter inflexible y estricto. Como un bautizo, por ejemplo, concebido como una fiesta con el recién nacido como gran protagonista y el resto alrededor disfrutando de la celebración. Sin embargo, el banquete servido en el estreno del Ibercaja Estadio, que acogió el primer partido de pretemporada entre el Real Zaragoza y su filial, no satisfizo a nadie. Ni siquiera al primer equipo a pesar de la goleada (6-0) que endosó a un Deportivo Aragón que jugó una hora con diez porque el árbitro fue implacable cuando no tocaba y fue incapaz de perdonar una roja clara a Iker que lo desvirtuó todo. A la media hora, la prueba acabó. Lo que vino después importa más bien poco.

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