Si hay algo que históricamente se critica de la izquierda es que pesan más las diferencias que las semejanzas, una tendencia a desquebrajarse que en los últimos años ha encontrado su máxima expresión en relaciones como la de Sumar y Podemos y que algunos se niegan que continúe. El portavoz de Esquerra Republicana (ERC) en el Congreso quiere evitar que el agujero en el seno progresista llegue a roto y se traduzca en un cataclismo en las próximas elecciones generales. Con esa intención de contener una posible sangría en las urnas, el dirigente independentista se echaba esta semana a sus espaldas la reconstrucción del espacio político a la izquierda del PSOE -sobre todo soberanista- y lanzaba un aviso a navegantes a todos los que se encuentran en él: o pasamos a la ofensiva unidos o nos comen la tostada. «El independentismo y el soberanismo de izquierdas ha reclamado históricamente una izquierda plurinacional que le entienda y le ayude. Yo digo que ya basta de esperar y que la hagamos nosotros. O nos la volverán a hacer. Y volverá a ser mentira», emplazaba en un mensaje que contenía una crítica velada hacia Podemos, ya que se produjo el mismo día en el que la formación morada votó junto a la derecha y la ultraderecha contra el decreto energético que favorecía las energías renovables. «Quien crea que le va a ir mejor con un gobierno del PP y Vox, vergüenza le debería dar basar su proyecto en el sufrimiento de la gente (…)». Rufián aboga por un «espacio plurinacional de verdad» y no uno «creado desde el despacho de una universidad de Madrid con antenas rotas respecto a lo que significa Euskadi y Catalunya, sobre todo», entre críticas a los de Ione Belarra, pero también a Sumar, a quien definió como izquierda «periférica». El proyecto no encuentra respaldo, ni en casa, ni fuera Sin embargo, de partida la idea no está encontrando tantos adeptos como le gustaría al responsable catalán, ni siquiera dentro de su partido. El partido soberanista solo tardó unas horas en cerrar la puerta a la propuesta, dejando claro que ésta «no se encuentra sobre la mesa». «No estamos en ese escenario», repetía la portavoz del partido, Esther Capella, quien limitaba la línea de actuación al diálogo con el resto de los partidos nacionalistas para encontrar objetivos «comunes». Fuera de casa tampoco abrazan la idea. Un ejemplo de ello es el BNG que, por el momento, no dan el visto bueno a la fórmula planteada por la cara visible de ERC; un conglomerado que, por otro lado, se parecería al empleado en Europa con Ahora Repúblicas, que aglutinó a estos dos partidos, EH Bildu y Ara Més y dio a los gallegos el primer escaño en el continente después de 25 años. En la familia independentista, EH Bildu también se muestran escépticos. En los márgenes del independentismo, Podemos considera la propuesta de Rufián de «tipo personal» y niega que hayan existido contactos para hacerles una oferta «de tipo electoral»…
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