El tabaco y alcohol son los principales responsables del alrededor del 75-85% de los casos de cáncer de cabeza y cuello, aunque existe un incremento progresivo de los tumores relacionados con el virus del papiloma humano (VPH), que ya suponen del 30-35% de los casos, especialmente en la orofaringe, que implica las amígdalas o la base de la lengua. Son tumores que ocurren en un área anatómicamente compleja y sus tratamientos locales con intención curativa se asocian con «importantes secuelas físicas muy estigmatizantes» y con mucha repercusión en términos de calidad de vida y funcionalidad en la triple esfera de la fonación (la emisión de la voz), deglución y respiración.
Lo dice la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) que, con motivo del Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, pone sobre la mesa la incidencia del noveno cáncer más diagnosticado en nuestro entorno, con una estimación de unos 7.446 nuevos casos en España en 2025 y 3.675 muertes registradas.
La sociedad científica recuerda que estos tumores constituyen «una entidad clínica y molecular diferente». Además, en los pacientes existen con frecuencia problemas de malnutrición por el tumor, los tratamientos y comorbilidades, que debe ser abordada y tratada desde el diagnóstico. La buena noticia: por primera vez en dos décadas, la inmunoterapia demuestra beneficio en el entorno perioperatorio de este tipo de cáncer.
Enfermedad local
En cirugía maxilofacial y otorrinolaringológica, la SEOM subraya que se ha evolucionado desde técnicas ‘halstedianas’ clásicas -que se caracterizan por la extirpación amplia del tumor, incluyendo los tejidos circundantes- hacia reconstrucciones e injertos complejos. También la aparición de la cirugía robótica permite extirpaciones quirúrgicas del tumor «técnicamente antes inalcanzables».
Además, se han perfeccionado técnicas conservadoras como la laringuectomía supraglótica -un procedimiento quirúrgico que consiste en la extirpación de la parte superior de la laringe, específicamente la zona por encima de las cuerdas vocales- que permiten mantener la fonación y evitan el traqueostoma (una traqueostomía es un procedimiento en el que se crea una abertura en la tráquea, a través del cuello, para facilitar la respiración).
Menor toxicidad
En radioterapia, abunda la sociedad científica, se ha avanzado en las técnicas capaces de concentrar dosis con menor toxicidad como la radioterapia de intensidad modulada (IMRT) y se desarrollan técnicas de radiocirugía y de administración de dosis muy fina con tecnologías que permiten una planificación de «altísima resolución», recalca la sociedad científica que, además, recuerda que en la mayoría de los casos de cánceres de estadio I o II, la cirugía o la radioterapia siguen siendo el tratamiento de elección.
Dos técnicos controlan un sistema de radioterapia de precisión molecular guiada por resonancia magnética que existe en España. / Alberto Ortega/Europa Press (archivo)
En tumores localmente avanzados estadio III o IV, el tratamiento es actualmente multimodal, e incluye la cirugía, radioterapia y quimioterapia en función del estadio, localización y factores clínicos. En algunos casos la quimioterapia de inducción y la posterior radioterapia permite la preservación de la laringe. Además, la SEOM concluye resaltando que el gran avance en el tratamiento de los tumores de cabeza y cuello, ha sido la incorporación de la inmunoterapia.
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