La justicia británica ha reabierto el caso sobre la desaparición y muerte del joven Jay Slater, de 19 años, a comienzos del verano del año pasado en el sur de Tenerife. Para la familia de Slater, aún quedan demasiadas preguntas sin respuesta sobre los acontecimientos que se produjeron durante las últimas horas de vida del joven. Y no han parado de buscarlas en el entorno de los amigos que le acompañaron durante sus vacaciones en la Isla como entre los efectivos de rescate y policiales que estuvieron implicados en la investigación desde el 17 de junio de 2024, la última vez que se vio a Jay Slater con vida.
El pasado mes de mayo se suspendieron las audiencias judiciales en el Coroner’s Court de Preston, que trata de esclarecer los hechos al no poderse localizar a varios de los testigos esenciales en la investigación. Sin embargo, las comparecencias se reanudaron este jueves con la declaración de una de estas personas que los investigadores consideran como figura clave en las pesquisas que se siguen. Se trata de un hombre que estuvo con Slater durante las últimas horas en las que se sabe que aún estaba con vida: Ayub Qassim.
Durante la sesión, Qassim fue preguntado si había visto a Slater con un reloj de lujo ya que en un primer momento algunos testigos confesaron que el joven les reveló a través de Snapchat que había robado un Rolex de 14.000 euros y que tenía la intención de venderlo.
Estancia en un apartamento vacacional
Infografía de la prensa británica del caso Jay Slater / El Día
Qassim, a quien Slater conoció en Tenerife, declaró que llevó a Slater a su alojamiento vacacional en Masca junto con y Steven Roccas, pero negó haber visto al joven con el reloj. Qassim mantuvo la misma versión que Bradley Geoghan y Lucy Law, amigos de Slater. El testigo fue más allá incluso en su declaración: «Lo único que puedo decir es que Jay no robó ningún reloj». Además, señaló que tras pasar varias horas por la noche con Slater, el joven insistió en coger una guagua desde Masca para regresar a Playa de las Américas. Esa misma mañana, Slater llamó a su amiga Lucy Law y le dijo que estaba perdido «en medio de las montañas».
La familia de Jay, encabezada por su madre Debbie Duncan, mantiene viva la esperanza de obtener respuestas sobre las circunstancias que rodearon su desaparición. Esa búsqueda está siendo una dura batalla en lo emocional y legal, marcada por la falta de información y la dificultad para localizar a testigos clave.
Nuevas citaciones judiciales
Algunos de los amigos más cercanos de Slater han recibido nuevas citaciones para comparecer ante el tribunal. Entre ellos se encuentran Brad Hargreaves, Brandon Hodgson y Lucy Law, la amiga íntima que tuvo contacto telefónico con Slater la mañana de su desaparición. En la audiencia de mayo, la Policía indicó que no habían podido localizar ni a Law ni a otros acompañantes del joven durante su estancia de vacaciones en Tenerife.
Ayer, Brad Hargreaves, que participó en las tareas de búsqueda en Tenerife junto a su madre Rachel, acudió a testificar después de que se suspendiera su citación el pasado mayo al alegar que estaría de viaje en el extranjero.
Jay Slater, oriundo de Oswaldtwistle (Lancashire), desapareció el 17 de junio de 2024 durante unas vacaciones en Tenerife. Su cuerpo fue hallado 29 días más tarde, el 15 de julio, en una zona escarpada cerca del caserío de Masca, tras una intensa operación de búsqueda coordinada por la Guardia Civil.
Entre los detalles revelados de la investigación consta que Slater consumió diversas sustancias [éxtasis, cocaína, ketamina y alcohol], aunque la causa oficial de la muerte fue una lesión craneal producida por una caída desde altura. La autopsia no mostró signos de agresión o intervención de terceros.
Durante su desaparición, el joven envió varios vídeos a través de Snapchat, en los que se le veía caminando por un entorno montañoso al amanecer. El material ha sido analizado pero la ausencia de testimonios de quienes lo acompañaban ese día ha dificultado aún más la reconstrucción de las últimas horas de vida de Jay Slater.
La sesión de este jueves marca un nuevo intento por parte del sistema judicial británico de arrojar luz sobre la muerte del joven en Tenerife.
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