En 1981 Neil Tennant fue una a tienda a comprar un enchufe y se encontró con Chris Lowe. Desde entonces han vendido más de 100 millones de discos y cuarenta y pico años después ocho millones de personas siguen escuchándolos mensualmente en Spotify. No tuvieron nunca una tienda de mascotas, sólo conocían a un colega que se ganaba unas pelas en verano en una de ellas, pero aquel nombre quedó ya para siempre como uno de los más originales del panorama musical.
Tennat levantó al público con los clásicos del grupo. | RAFA GALÁN
Carolina Durante es el nombre de una chica con la que Diego Ibáñez compartió poco más que un pupitre en un colegio bien del barrio de Chamberí. En 2016 le escribió un whatsapp diciéndole que le iba a poner su nombre al grupo y ella pensó que era un vacile. Hoy aquella banda a la que todo el país conoció con su sátira sobre los cayetanos enarbola un movimiento generacional en torno al pop-rock en castellano. Su último disco, Elige tu propia aventura, es la consagración de cuatro treintañeros que le cantan a la putada que supone sentirse mal.

Imágenes de la actuación de los madrileños Carolina Durante. | JOSE NAVARRO
Ayer, en el decimoquinto aniversario del Low, los caminos de dos de las bandas con nombre más molón se encontraron en Benidorm. La elegancia inclasificable de los Pet Shop Boys copó la mayoría de los flashes del primer día del festival. En su primera vez en la provincia (en Benidorm, como buenos guiris) y después de cinco décadas de rutilante éxito, el dúo británico descerrajó varios chispazos del dance más sofisticado. Con edad de carné oro, pero pulcros e iconoclastas como nunca dejaron de serlo, Tennant y Lowe arrancaron su puesta en escena con la afamada Suburbia a eso de las 22:30 de la noche sobre el césped de un Foietes en el que no faltaba nadie. Con Lowe a los teclados, y ataviados con una inmaculada gabardina blanca, los chicos de la tienda de mascotas se despacharon un señor directo de una hora y media larga en el que rociaron a los presentes de su implacable pop electrónico y base sintética.

Xoel López dio un repaso a sus clásicos. | JOSE NAVARRO
En medio de este stage español de su gira Dreamworld: The Greatest Hits Live, los Pet Shop Boys demostraron que se puede envejecer con clase, que viajar al pasado es un ejercicio sano siempre que tenga billete de vuelta y que su Always on my mind es mejor que todas las otras versiones juntas -que su santidad Elvis nos perdone-. Le siguieron West end girls, un himno que denunciaba las tensiones de clase de aquella agitada Londres ochentera, It’s a sin, Domino dancing, Being boring y una retahíla de temas con mayúsculas.

El festival registró un lleno absoluto en su decimoquinto aniversario y para hoy se espera otra gran respuesta del público. | JOSE NAVARRO
Antes que ellos, sobre el mismo escenario Vibra Mahou, los Carolina Durante abrazaron a fuerza de guitarrazos a toda una generación de veinte y treintañeros sumidos en el bloqueo existencial. «Joder, ¿vamos a deprimir a la gente?», reconocía Diego Ibáñez en una entrevista reciente presentando su disco. Nada de eso, pese al tono tristón de las letras de su nuevo trabajo, la banda madrileña hizo bailar bajo el temporal de la autodestrucción. Joderse la vida («si veo algo bello, me giro y no miro») o Elige tu propia aventura («imagina ser lo que odias es mi nuevo juego favorito») fueron tarareadas de principio a fin, aunque ganó por goleada el «mis amigos suman más que mis demonios», del tema Hamburguesas, al que se aferraría todo hijo de vecino con una mala tarde.

Los chicos de la tienda sacuden el Low
Operado de ligamento cruzado, el incontrolable Diego Ibáñez capeó sus estridentes balanceos a lomos de una muleta que debió de dar gracias de volver entera al camerino. Su puesta en escena se inició con la sintonía de la serie The Office y un decorado que simulaba un despacho, eso sí, con mensaje incluido: una bandera de Palestina. No fue la única, a los Pet Shop los teloneó una de Ucrania en la pantalla.

Los chicos de la tienda sacuden el Low
Entre unos y otros atendió Xoel López, un clásico del festival de Benidorm, que seguro agradeció que por fin le pusieran alejado de la solanera más agresiva de otros años. Sonaron tan bien como siempre Tierra, Que no, Lodo, Fort Da o Paxaro do Demo. El pistoletazo de salida lo habían dado un poco antes los refrescantes Colectivo da Silva y su Nos vemos luego, la jerezana Judeline y el grunge de Cora Yako. Al cierre de esta crónica todavía quedaba tela por cortar: Sexy Zebras, Bomba Estéreo y Varry Brava… Hoy sábado ceden el testigo a Empire of the Sun, The Kooks, Viva Suecia o Zahara.
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