hay que avisar antes al camarero

Todo comienza como un plan perfecto:
una comida entre amigos, risas y platos compartidos. Pero el momento
de pagar la cuenta se ha convertido en un campo de batalla. Cada vez
más establecimientos hosteleros en España, especialmente en
ciudades como Málaga, Barcelona o Zaragoza, están colgando carteles
con un mensaje claro: «No se admiten pagos por separado«.
Una medida que, aunque legal, ha desatado polémica entre
consumidores y empresarios del sector.

La Organización de Consumidores y
Usuarios (OCU) ha intervenido en el debate para aclarar un punto
crucial: dividir la cuenta no es un derecho, pero la
transparencia es obligatoria. «No hay una ley que determine que
los clientes puedan exigir pagos fraccionados
. La clave está en que
los restaurantes informen de sus condiciones antes de que el cliente
consuma», explica Enrique García, portavoz de la OCU.

 El coste oculto de la comodidad  

Los hosteleros alegan motivos de
eficiencia. Gestionar múltiples pagos, especialmente con tarjeta,
ralentiza el servicio, aumenta los errores en caja y, en grupos
numerosos, puede alargar la estancia de los comensales más de lo
previsto. «Es súper complicado cobrar por separado a 20
personas, cada una con su tarjeta o su bizum», relata un
camarero de Málaga a La Sexta. Según datos no oficiales, en
zonas turísticas como la Costa del Sol o Barcelona, hasta el 40% de
los establecimientos ya aplican esta política, aunque la cifra varía
en el interior del país.

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Un camarero toma nota a dos clientes

Pero la frustración de los clientes es
palpable. Quienes piden un café o una ensalada se rebelan contra
tener que pagar a escote el chuletón o el marisco de otros. Aquí
entra en juego el Bizum, la herramienta estrella para repartir
gastos: el 68% de los españoles lo usan habitualmente en
restaurantes
, según un informe reciente del Banco de España. Sin
embargo, no siempre resuelve el problema. «¿Por qué tengo que
perseguir a 15 personas para que me devuelvan su parte?», se
queja un usuario en redes sociales.

 La ley del más rápido  

La normativa es clara en lo que no
dice: no prohíbe ni obliga a fraccionar cuentas. Pero la
OCU insiste en que, si un local rechaza pagos separados, debe
comunicarlo «en un lugar visible» o al inicio del servicio.
Algunos incluso cobran suplementos por división de
cuenta, entre 1 y 3 euros por mesa, una práctica legal si se
avisa previamente.

El conflicto refleja un cambio de
hábitos. En 2025, el 82% de los pagos en hostelería se
realizan con tarjeta o móvil, frente al 70% en 2020, según datos de
la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Esto
multiplica las operaciones que los locales deben gestionar. «Cada
pago con tarjeta implica comisiones y tiempo. Con grupos grandes, el
coste se dispara», admite un restaurante de Aragón que ha
eliminado la opción.

Una cuenta de bar o comida pagada que se dejó en una fuente con un recibo en la mesa de un restaurante. El cliente pagó en euros y dejó una propina.

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Una cuenta de bar o comida

 La psicología del pago compartido  

Un estudio de la Universidad de Haifa
(2004) reveló que los comensales gastan un 30% más cuando
pagan a escote, ya que el coste individual se diluye. «Es el
efecto ‘ya que pagamos todos, pido otro vino'», analiza el
economista Ernan Haruvy, coautor de la investigación 4. Este
comportamiento, sumado a la logística del servicio, explica por qué
muchos negocios prefieren evitar el fraccionamiento.

Más sobre la OCU y consumo

 Consejos de la OCU para evitar conflictos  

  • Información previa: Los
    establecimientos deben avisar de sus normas de pago al reservar o al
    entrar.
  • Alternativas digitales: Usar apps
    como Bizum o Twyp para repartir el gasto sin
    saturar al personal.
  • Reclamaciones: Si no se informó
    de la política y se niegan a dividir la cuenta, el cliente puede
    pedir la hoja de reclamaciones.

Mientras el debate sigue abierto, la
hostelería y los consumidores buscan un equilibrio entre comodidad y
justicia. Como resume la OCU: «No se trata de quién tiene
razón, sino de evitar sorpresas. El sentido común debe primar en
ambos lados».

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