Solo en dos ocasiones se habían visto antes las caras las selecciones de Arabia Saudí y Venezuela, en 2022 y 2023, en ambos casos con las selecciones absolutas y con victoria venezolana. No existe entre ambos conjuntos una rivalidad como la que sabemos que puede deparar y depara el fútbol en otras latitudes, entre clubes y entre selecciones, pero ayer la Vinotinto y los saudíes ofrecieron a Els Arcs un encuentro lleno de intensidad, como si se hubiese tratado de un derbi centenario. Sangre, sudor y lluvia tiñeron de épica un partido que acabó 0-0, pero que no aburrió en ningún momento.
Acción del partido / CESAR MARCH
Tampoco al principio, porque el COTIF está acostumbrando al público a inicios trepidantes. Ya en el segundo 15 Abdullah, portero saudí, intervino con una atajada fenomenal a un remate a bocajarro de Siso. Era la declaración de intenciones de una selección venezolana a la que no pesaba la temprana eliminación y que salió a por todas. Arabia Saudí solo podía recular ante el empuje Vinotinto, comandado por Vegas y Andrew, muy móviles por todo el frente de ataque. Las ocasiones para Venezuela siguieron cayendo a lo largo de toda la primera parte, pero unas veces la falta de puntería, otras -sobre todo- el portero saudí, impidieron que la selección sudamericana se adelantase en el marcador. Especialmente meritoria fue la parada al remate de Torrealba, a la media vuelta, que Abdullah despejó con una mano milagrosa. En la otra área hubo poco tráfico: apenas algún balón lejano y sin peligro desde los laterales del ataque saudí, que Ochoa se quedaba sin problemas.
Tras el descanso, Venezuela no quiso aflojar la marcha, pero tenía a sus jugadores mucho menos inspirados que en la primera mitad. Los controles se iban demasiado largos, los pases eran demasiado imprecisos, y el dominio Vinotinto se iba diluyendo. Arabia Saudí comparecía de tanto en tanto en las cercanías del área rival, pero finalizaba con aún menos puntería que Venezuela.

Acción aérea del partido / CESAR MARCH
En este punto, el partido pedía ser sacudido de alguna manera. El zarandeo llegó desde el banquillo de Venezuela, especialmente a través de los pies de Pita, que entró y le dio un chute de energía y calidad al ataque Vinotinto. A Arabia le faltaba fútbol, pero no quería perder y respondió con dureza, entrando fuerte en cada duelo. La lluvia arreció sobre Els Arcs, los banquillos protestaban cada decisión arbitral, y el partido adquirió tintes de batalla. El árbitro pitó el final antes de que pudiesen acabar de prender los amagos de tangana que se fueron encendiendo en el último tramo del partido. Con el empate, Arabia Saudí queda tercera del grupo y Venezuela cuarta.