Durísima. Infernal. Única. La 18ª etapa de la 112ª edición del Tour de Francia estaba marcada en rojo en el libro de ruta de todos los equipos y especialmente en los de los grandes equipos de la carrera: el Visma, del danés Jonas Vingegaard y el UAE, del líder indiscutible Tadej Pogacar. El danés remarcaba antes de la salida que ésta era una jornada durísima, la más dura; mientras que el esloveno rezaba para no vivir la pesadilla de 2023, cuando Jonas lo venció con claridad, resonando a buen seguro en su cabeza estas palabras: «Me descuelgo, estoy muerto. Es la subida más dura que he afrontado en mi vida».
Y no le faltaba razón a Pogacar, ante una etapa de 171,5 kilómetros, con tres puertos de categoría especial (Glandon, Madeleine y Col de La Loze), un escenario dantesco en el que el australiano Ben O’Connor ha sido el mejor después de jugarse el todo por el todo a 15,7 kilómetros de meta y después de una etapa que ha empezado a saltar por los aires a 127 kilómetros de meta, cuando Primoz Roglic ha buscado la heroica.
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La jornada reina del Tour, de 5.500 metros de desnivel, ha tenido de todo y ha tenido tantas lecturas que datrían para un libro de muchos capítulos. El primer puerto, Glandon (21,7 km al 5,1%) ha servido para que los escapados fueran haciendo camino y para que Roglic se gustara, hasta el punto que en algunos momentos de la etapa se colocaba en el tercer lugar del podio. Lenny Martínez y Arensman coronaban este primer ascenso con 1’53» sobre el grupo de los favoritos.
Visma trató por enésima vez noquear a un Pogacar al que no sólo no le temblaron las piernas, sino que ganó más segundos
La tensión se palpaba y Visma trataba de ir talando el árbol de Pogacar, pero ‘Pogi’ resistía como si nada. El equipo neerlandés trabajaba a bloque e el ascenso de la Madeleine (19,3 km al 7,8%), y a falta de 72 kilómetros de meta, a 4,5 kilómetros de coronar, Vingegaard atacaba a Pogacar, después de que la táctica de su equipo cundiera y dejaran a ‘Pogi’ solo, sin compañeros.
La táctica del Visma era clara, presionar tanto como pudieran a Pogacar, con la esperanza de que en algún momento el líder del UAE pudiera pasar por un momento de dificultad. O’Connor, Rubio -salvando el honor de Movistar tras la retirada de Enric Mas- y Jorgenson coronaban Madeleine con 36 segundos sobre un bravo Lipowitz, que iba a ser valiente, jugar sus cartas y que al final pagaría el esfuerzo. A 32,3 kilómetros de meta, camino de las rampas infernales de la Cole de la Loze, el alemán, tercero de la general, se iba, y se respiraba cierta calma en el grupo de los favoritos.
Quedaba solo el Col de la Loze (26,5 km al 6,4) y los dos grupos con los mejores se unían, teniendo tiempo Pogacar incluso de bromear con Roglic, lo que daba una idea de lo controlado que tenía la situación Tadej. En el Visma y en el grupo de los dos primeros de la general se respiraba cierta calma y a 25 de meta el grupo de Onley les pasó a toda velocidad, defendía el británico sus opciones de podio. Y, después del desgaste de Vingegaard, el UAE pasaba a la acción. Visma un día más trabajó como equipo, presionando al gran rival, pero éste ni se inmutó.
A 11 kilómetros de meta, el UAE tiraba del grupo de los elegidos, con Narváez y Yates, mientras por delate O’Connor, que había dejado a Rubio a 15 km de meta, se iba a por una gran victoria. Vingegaard quiso forzar al final a Pogacar, pero de nuevo el esloveno, en el día que vestía de amarillo por 50º día, en las rampas más duras y después de un día de vértigo, atacaba a su gran rival para arañarle unos pocos segundos más. Pogacar acaricia, sino lo hacía ya, su cuarto Tour a la espera de la etapa de mañana con final en La Plagne.