la publicación de sus apuntes de terapia, entre el morbo y la melancolía

Ser sobreprotectora como madre. Trabajar demasiado. Haber vivido estrecheces económicas en los primeros años de su matrimonio con el también escritor John Gregory Dunne, cuando ambos dejaron sus trabajos estables en Nueva York –Joan Didion en ‘Vogue’, él en ‘Time’- y decidieron mudarse a California y establecerse como escritores freelance. Adoptaron entonces a su única hija, Quintana Roo: “Qué hermosa”, “qué chula”, la piropeaban los camareros en el bistró de Beverly Hills donde comieron aquella mañana de 1966 al salir con la bebé del juzgado. La apuesta resultó providencial en lo profesional y Joan Didion se convirtió en California en la cronista estrella de cómo el sueño americano se convirtió en pesadilla lisérgica a finales de los 60, con la guerra de Vietnam y los asesinatos de Charles Manson como telón de fondo. Pero algo se torció con Quintana. Tótem del Nuevo Periodismo, Joan Didion puso su fina capacidad de análisis a intentar reconducir el desenlace de su hija, que presentía trágico.

Fuente