Levantó los brazos. Era como si volara. Aitana Bonmatí se alejaba de ese balón que acababa de colar en la portería de Berger instantes antes en busca de algo. De confort, de celebración, de sus compañeras. La arroparon y abrazaron. Era el cierre a unas semanas muy complicadas. El 27 de junio la ingresaban y tenía que ver el amistoso ante Japón por la televisión del hospital. Una meningitis vírica la había dejado KO. Llegaron los miedos cuando tuvo que quedarse allí un par de noches. Ahora, apenas un mes después, la centrocampista ha sido decisiva para que España se plante en su primera final en una Eurocopa.
«Lo pasó mal, sobre todo cuando entró en el hospital. Ahí es donde se encienden las alarmas», confiesan desde el entorno más cercano de la futbolista a El Periódico. Ella misma ve la gravedad de la enfermedad cuando la mantuvieron en el hospital un par de días. Una meningitis vírica es un tipo de afectación del sistema nervioso central, habitualmente por un virus, que consiste en una inflamación de las meninges, las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal.
Participación en peligro
Para poder llegar al diagnóstico, tras identificar los síntomas, se practica una punción lumbar para acceder al líquido cefalorraquídeo. Hasta tener claro el diagnóstico fueron horas de dudas y sobre todo miedo. La fiebre le había hecho perderse entrenamientos y el partido y, con la Eurocopa a la vuelta de la esquina, todo parecía peligrar.
Pero a las pocas horas, Aitana ve que va sintiéndose mejor. «Cuando se encuentra mejor, más hacia el fin de semana, eso le da un chute de energía y motivación. Piensa: ‘No me ha dejado ko’. Y empezamos a ver cómo podía volver de manera progresiva. El riesgo era que se le volviera a inflamar o que al hacer esfuerzos repetidos tuviera alguna lesión muscular, ya que por una meningitis pierdes peso y músculo. Además, tomaba bastantes medicamentos, que también hacían un efecto en su cuerpo, ya que no está nada acostumbrada», confiesan desde su entorno.
Para Aitana, fue más difícil de gestionar la enfermedad a nivel mental que no físico. «Fue justo después de vacaciones y antes de empezar la competición. No te deja hacer la pretemporada. Fue casi peor la lucha mental que la física. Cuando te encuentras bien, ya coges la forma. Pero el tema mental fue lo que más le costó», confiesan desde su entorno.
Y eso que Aitana es una persona muy determinada. Es uno de sus mayores valores. Esa tenacidad y tozudez. La terquedad de conseguir lo que se propone, aunque a veces no depende únicamente de ella. Poco retos se le han puesto por delante y no lo ha conseguido. No negocia en el esfuerzo y el trabajo, pero en esta situación no podía hacer más que esperar.
Ir frenándola
Y el tiempo a veces es complicado de gestionar. Sobre todo cuando cada hora que pasa te acerca a una Eurocopa que sabes que es clave. Para ti y para tu equipo. Volver tenía que ser de manera paulatina, ya que había riesgo de que la menginge volviera a inflamarse. De ahí que desde el cuerpo técnico tuvieran que «pararla». «Aitana tiene muchas ganas de jugar y hay que ir frenándola pero lo que prima es la salud«, confesaba Montse Tomé cuando la centrocampista se reincorporó a los entrenamientos.
Aitana Bonmatí celebra el tanto contra Alemania en las semifinales de la Eurocopa / SEBASTIEN BOZON / AFP
Ella se sentía bien, pero no podía jugar de inicio. «Tenía que entender que no podía ir de inicio en los dos partidos. Pero visto en perspectiva fue lo más acertado», añaden las mismas fuentes. Contra Italia, el partido más complicado de la fase de grupos, volvió al once y todo volvió a rodar. «
«Me encuentro al 100%«, le decía a su entorno. Gran parte de su grupo de amigos y sus padres estaban en Suiza ya para el partido de cuartos contra la anfitriona y Aitana se había recuperado en un tiempo récord. Todo encajaba y la de Ribes volvió a disfrutar. Los miedos quedaron en un mal recuerdo. Contra Suiza corrió más de 13 kilómetros, con unos parametros comparables a una semifinal o final de la Champions. «Después de Suiza tuvo un refuerzo de ánimo y de sensaciones».

Las jugadoras de la selección española celebran la victoria, a la finalización del encuentro correspondiente a la semifinal de la Eurocopa Femenina 2025 que han disputado hoy miércoles las selecciones de Alemania y España en el estadio Letzigrund de Zúrich (Suiza). EFE/ Ana Escobar / Ana Escobar / EFE
Y llegaron las semifinales contra Alemania. Y apareció su fútbol, salvando a España. La selección de Montse Tomé estaba resoplando para no hundirse ante una Alemania que luchaba por discutirle el pase a la final. Y Aitana Bonmatí creó una nueva genialidad. La diana tiene la parte de talento, porque hay muy poco ángulo. Hay algo especial para meterla justo en el espacio milimétrico que dejó Berger en su palo izquierdo. Y es que, no fue casualidad que la buscara allí. Aquí también parte interesante y analítica de la diana, porque justo fue uno de las singularidades de la guardameta que los preparadores comentaron a las futbolistas que podían utilizar para batirla. Y todo eso en el minuto 113, cuando ni las piernas ni la cabeza está bajo mínimos.
Y es que Aitana siempre aparece. Y cuando las cosas se ven más difíciles, más probables son que las haga.
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