el pacto arancelario con la UE reduce la presión sobre el coche y el vino

Además, según informan los negociadores, si las conversaciones llegan a buen puerto, se suspenderían los aranceles sobre bebidas alcohólicas, dispositivos médicos y aviones.

De este modo, y si no hay sorpresas, España salvaría el match ball porque se libraría (al menos de momento) de la amenaza de Trump de que pagaríamos más que el resto tras el plante de Pedro Sánchez a elevar el gasto en Defensa al 5% del PIB.

Ahora bien, antes de lanzar las campanas al vuelo conviene esperar a conocer los detalles del acuerdo. Especialmente la letra pequeña.

Por ahora, y con lo que conocemos, parece claro que en general las exportaciones españolas se verían gravadas con el 15%.

Esto equivale a un 10% adicional sobre el ‘arancel general’ que hasta ahora cobraba a los Estados Unidos -que era del 4,8%-.

Esto quiere decir que, en líneas generales, los cerca de 18.180 millones que se exportaron el pasado ejercicio se verán ‘resentidos’ con la nueva tarifa.

¿Cuánto? Es la gran pregunta, pero los economistas piden cautela para ir analizando el impacto que puede tener sector a sector en las próximas semanas.

Ahora bien, el sector del aceite de oliva podría verse muy beneficiado de que el tipo arancelario ‘sólo’ sea del 15%.

El año pasado se exportaron 127.595 toneladas de este producto a Estados Unidos por valor de 1.080 millones de euros. Supone el 41% de las importaciones de aceite que efectúa Washington.

Ahí están empresas como Deoleo, que consigue cerca del 30% de su facturación del mercado americano. Acesur, que logra cerca de 100 millones de dólares o Borges, que también cuenta con una gran implantación al otro lado del Atlántico.

Además, Estados Unidos es un mercado esencial para este sector. Las perspectivas de futuro hablan de que en los próximos años el país podría convertirse en el primer consumidor mundial de aceite de oliva.

Pero este posible acuerdo arancelario que se está fraguando tiene un vencedor muy evidente para España: el sector de componentes para automóviles.

Si nada cambia, los automóviles dejarán de estar gravados con una tarifa del 25% para tener sólo el 15%.

En 2024 las empresas españolas exportaron cerca de 1.000 millones a Estados Unidos. Supone el 4% de la balanza de exportación del sector español, y es el octavo socio comercial del sector.

Componentes

Ahí encontramos empresas como Gestamp, que ya cuenta con presencia en el territorio americano; el Grupo Antolín, que también está instalado en el mercado estadounidense o CIE Automotive, que también cuenta con presencia americana.

Ahora bien, más allá del negocio que acumulan en Estados Unidos, estas empresas exportan también desde España hacia el mercado europeo.

Sobre todo a Francia y Alemania ,donde sus industrias automovilísticas venden después al otro lado del Atlántico. Sus productos van incorporados en los coches, por lo que ahora el arancel se verá muy diluido para ellas.

La cerámica o la zapatería son otros de los sectores que también se beneficiarán de este nuevo acuerdo arancelario, si es que se firma.

Los zapatos

En este último, las exportaciones el año pasado alcanzaron los 210 millones de euros.

El precio medio es de unos 54 euros el par, muy por encima de la media de 20 euros que hay en el conjunto de exportaciones europeas. Ahí figuran empresas punteras como Pikolinos, Camper o Martinelli.

En el caso de la cerámica hablamos de un conjunto exportador de 470 millones en 2024 y el principal mercado de venta fuera de España. Grupos como Pamesa o Porcelanosa encabezan las principales empresas con intereses al otro lado del Atlántico.

Aún es pronto para hacer valoraciones. La cautela impera en las principales asociaciones empresariales. Sin embargo, es probable que un porcentaje amplio de las exportaciones a Estados Unidos se vean afectadas por los aranceles que se acuerden.

Conviene, además, tener en cuenta el impacto por productos y sectores, sobre todo por el problema de los «precios relativos»: si otras zonas competidoras no pagan ese sobrecoste, pueden «sacar del mercado» a los productos españoles.

Será interesante también conocer qué sucede finalmente con las bebidas alcohólicas, los dispositivos médicos y los aviones.

Este último punto es relevante, ya que supondría liberar ‘del yugo’ adicional que ya ostentan en este momento empresas como Airbus, que exporta cerca de 4.000 millones anuales al otro lado del Atlántico.

De hecho, implicaría poner punto final a la batalla por el caso ‘Airbus-Boeing’, por el que había aranceles recíprocos a los aviones comprados a uno y otro lado del charco.

Una cuestión que data de la primera legislatura de Donald Trump, y que comenzó por acusaciones mutuas de ayudas de Estado.

La suspensión arancelaria a las exportaciones de bebidas alcohólicas sería muy positiva para el sector del vino. Sólo el año pasado las bodegas españolas vendieron a Estados Unidos 392 millones de dólares, que equivalen a cerca de 68 millones de litros.

Empresas como González Byass, cuya facturación depende en casi el 40% del mercado americano, serían de las más beneficiadas. También encontramos a otras como Bodegas Torres, Campo Viejo, Marqués de Cáceres o Marqués de Riscal.

Además, estarían otras como Mahou San Miguel, el Grupo Osborne o Freixenet. Por nombrar sólo algunas.

Habrá que analizar qué sucede también con la aceituna negra, que en este momento paga un 55% de arancel tras las sanciones impuestas por Trump en 2018.

Aseguraba que el Ejecutivo español subvencionaba al sector con ayudas de Estado, lo que permitía exportar a un precio muy inferior al del resto de competidores.

Acero

Donde no parece que vaya a haber cambios es en el sector del acero. Si todo sigue igual, pagará un 50%.

España es el octavo exportador de aluminio a Estados Unidos. El año pasado envió unas 20.000 toneladas, con un valor cercano a los 130 millones de euros.

Empresas como Alcoa o Acerinox son los principales exponentes. Sin embargo, hay otras menos conocidas como Aluminios Cortizo, Aludium Transformación de Productos y Befesa que también exportan y verán cómo se mantiene el perjuicio económico.

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