Pablo Escobar es uno de los pocos personajes en la historia que no necesitan introducción. Todo el mundo en mayor o menor medida conoce su historia y cómo se hizo con un país entero siendo el líder del Cartel de Medellín. Muchos conocen su nombre, pero no todos conocen qué fue de su vida personal durante todos esos años.
Cuando la policía colombiana terminó con la vida del ‘El Patrón’ en 1993, para la gran mayoría del pueblo de Colombia fue un gran alivio y, sin duda, un triunfo para las autoridades, pero ¿qué pasó con su familia? Todos los enemigos de Escobar pedían la cabeza de sus hijos y su esposa, así que tuvieron que sacarlos del país y otorgarles una nueva identidad para que pudieran rehacer su vida.
Pablo Escobar en una imagen de archivo
El hijo de Pablo Escobar, Juan Pablo Escobar, lleva toda su vida intentando ser mejor persona que su padre y sacando su testimonio a la luz, ya sea en entrevistas o escribiendo sus propios libros. Este pasado mes de mayo acudió al pódcast de Melo Montoya y habló sobre la realidad de haber vivido con el narcotraficante más grande de todos los tiempos.
Uno de los temas de los que hablaron fue sobre la infancia y la vida rutinaria de Juan Pablo, sobre todo de sus relaciones en la escuela. El entrevistador le pregunta si es cierto que a veces lo llevaban a la escuela en helicóptero, a lo que él responde que «alguna vez sí, para no llegar tarde».

El hijo de Pablo Escobar en el podcast de Melo Montoya
Cuando Montoya le pregunta por la reacción de sus compañeros, Juan Pablo no duda en explicar la realidad: «Había muy poca relación con los compañeros porque había mucho temor de los padres». Los padres les decían a sus hijos que no se acercaran a él, por ser hijo de Pablo Escobar.
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«Yo tenía un solo amigo dentro del colegio que era huérfano de padre y madre y no tenía quien le dijera que no se juntara conmigo», explica el hijo del narco. «No era el chico más popular porque había miedo de los alumnos de acercarse», apunta.
«Aunque había buena energía en general, a veces te quedabas con las ganas de ir a jugar un partido -de fútbol- y no te invitaban. Así que me tocaba hacerme amigo de mis guardaespaldas. Eran mis amigos», recuerda Escobar hijo.