A veces es el fútbol el que te salva. El que te devuelve lo que te debe. Te da la mano para lograr un nuevo hito. España triunfó ante Alemania (0-1) por tozudez, por talento y por Aitana. La centrocampista firmó el único tanto de la semifinal con una obra de arte digna de museo a pocos minutos del final de la prórroga para darle el billete a su primera final de la Eurocopa. Un cambio de era, un ciclo que comienza y la confirmación de que España ha cambiado mucho desde la última Euro. En Inglaterra se marcharon con lágrimas en los ojos antes de tiempo. En Suiza disputarán la final como campeonas del mundo y todos los argumentos a su favor para lograr un nuevo hito. Y lo harán con el fútbol por bandera.
España se encontró un muro. No iba a ser una sorpresa que la selección de Montse Tomé querría el balón y las alemanas aceptaron sin rechistar el guión que les vino dado. Evitaron quedarse hundidas atrás, atrapadas en su área, pero mantuvieron el pulso con la selección española por su parcela de terreno. Renunciaron al balón, pero no al peligro.
Encontró el desequilibrio mediante Cladia Pinta y Esther González. Las dos delanteras, pilares para España esta Eurocopa, fueron sus principales armas. En el segundo tiempo, la sensación fue la misma. Con poco Alemania creaba peligro mientras que España estaba atascada en su juego. Circulaba y movia el balón, pero sin ritmo suficiente como para encontrar huecos para llegar ante Berger con posibilidades.
Hubo poco fútbol en general. Ambas selecciones fueron conservadoras, no tomaron apenas riesgoas, y España pese a querer, no supo. Necesitaban que Alemania continuase espesa, practicamente estática, pero en los minutos final sacó lo que se estuvo guardando. Bühl tuvo la mejor de Alemania desde la frontal y el balón se marchó por centímetros fuera de la portería de Cata Coll. Se saltó un latido el corazón de todas las futbolistas españolas, que se ponían la manos a la cabezas.
Y no fue el último susto perar España. Cata Coll se puso el traje de salvadora por suerte para la selección. La guardameta del Barça firmó una doble parada acrobática y contundente que evitó en el último minuto del añadido que España perdiera cualquier posibilidad de luchar por el billete a la final. Pocos segundos después la colegiada pitó. Y otra prórroga mortificó a España y a Alemania. No quedó otra y el 0-0 las abocó al tiempo extra.
Se intensificaron los errores, pero España no dejó de creer. No perdió la confianza en que podía llegar su gol, no se amedrentó ante una Alemania que empezó a rascar un poco de más. Pero España buscó su fútbol y encontró a Aitana Bonmatí. Athenea le filtró un balón milimétrico entre la defensa que Aitana dejó pasar justo en el momento clave para darse la vuelta y recogerla de cara a portería. Condujo pocos metros y terminó colando el esférico por el minúsculo espacio entre Berger y el poste. El balón corrió y terminó contra la red. Se giró gritando, tocándose la cabeza, y todas sus compañeras corrieron a sepultarla en una piña donde se unieron hasta las del banquillo.
No se jugó mucho más. Y España se plantó en la final. Fue un premio al esfuerzo, un reconocimiento a la terquedad. La selección de Montse Tomé estará en su primera final en una Eurocopa y lo hace tras eliminar a la 8 veces campeona. Y demuestra, una vez más, que el legado de este equipo aun no sabemos hasta dónde llegará. De momento, lo seguirán escribiendo en Basilea este domingo ante Inglaterra (18.00 horas).