El plazo del 1 de agosto puesto por Donald Trump para la negociación con la UE sobre los aranceles se acerca y Pedro Sánchez va tomando posiciones. Si este martes elevaba el tono desde Montevideo para abogar por una respuesta “con la proporcionalidad y la firmeza debida en aras de defender el interés legítimo de la UE”, en caso de no fructificar un acuerdo e imponerse aranceles generales del 30%, hoy aterrizaba propuestas concretas. Durante la clausura de un foro empresarial España-Paraguay, en la última parada de su gira latinoamericana, reclamaba a la UE estar a la altura y que “cualquier contramedida que se pueda poner en marcha debe implementarse para la creación de un nuevo fondo de ayuda a los sectores afectados por las tensiones comerciales”. Esto es, con los recursos provenientes de la recaudación de aranceles inversos comunitarios.
Con este fondo, el Ejecutivo pretende financiar parte del plan del Gobierno para mitigar el efecto de los aranceles, que movilizará un total de 14.100 millones. De ellos, 7.400 millones se destinarán a nuevas líneas de financiación y el resto provendrán de instrumentos ya existentes. El Gobierno también aboga por una mayor flexibilidad en la normativa comunitaria ante las medidas que se puedan tomar a escala nacional. Todo ello unido a acelerar la ratificación del acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur, uno de los principales objetivos de este viaje, principalmente en sus visitas a Uruguay y Paraguay.
Un guante que recogió durante este foro el presidente Santiago Peña, quien enmarcó el acuerdo como un “mensaje” ante el creciente proteccionismo. El último viaje de un presidente del Gobierno español a este país se remonta a 1999, durante la presidencia de José María Aznar, algo a lo que hizo alusión Peña durante su intervención para que “no vuelvan a pasar otros 25 años” hasta la próxima visita de un jefe del Ejecutivo español y reforzar las relaciones políticas y comerciales entre ambos países.
El propio Sánchez apostó por la necesidad de ratificar el acuerdo UE-Mercosur como un “hito fundamental” para defender la apertura comercial frente al proteccionismo. “Necesitamos defender el orden multilateral basado en reglas”, defendió, como viene haciendo a lo largo de esta gira. Con este acuerdo, se implementaría un mercado entre dos bloques que sumaría más de 700 millones de personas.La Comisión Europea confía en que se pueda ratificar el acuerdo UE-Mercosur este año, durante la presidencia de turno danesa, pero siguen existiendo trabas notables y el Gobierno busca desplegar todo su capital diplomático para ayudar a desbloquearlo.
Flexibilidad
La creación del fondo de ayuda con los aranceles inversos es una propuesta que Sánchez ya trasladó a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Una propuesta que siempre vieron viable, aunque dependerá del acuerdo de los Veintisiete. La situación es compleja y la batalla que se abre sobre la visión y el papel mismo del bloque europeo en la nueva geopolítica también. De ello dependerá asimismo el alcance de un paquete legislativo para apoyar a la industria ante este nuevo contexto. Se trataría, como viene defendiendo el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, de limitar las “trabas” en el mercado interior para combatir el efecto de los aranceles a través de la simplificación de «cargas burocráticas para desplegar un “mercado único completo”.
Sus cálculos, en base a estudios del FMI, son que si se “aprovecha el mercado único de la UE” al máximo se produciría una reducción del 45% de los aranceles en comercio de bienes y del 100% en el comercio de servicios. Una agenda propia de la UE que se sumaría a la potenciación de los lazos con nuevos mercados estratégicos, al margen de EEUU.
Con todo, Sánchez ha señalado que el objetivo en estos momentos sigue siendo “evitar una guerra comercial”. Un escenario en el que, aseguró, “nadie gana, todos perdemos”. De ahí la apuesta por mantener en primer lugar la unidad de la UE y hacer valer la fortaleza de los Veintisiete para lograr un acuerdo justo.
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