Sonreía al entrar. Miraba a la prensa, a las sillas llenas en una sala que le esperaba en su presentación como jugador, de nuevo del Joventut. Tras un año alejado de todo, su regreso le ha hecho feliz a él y a todo aquel que ama el baloncesto. Porque Ricky Rubio no solo es un deportista excepcional, sino que es una persona que ha trascendido la pista. «No me he preparado nada, así vuestras preguntas las contestaré totalmente con sinceridad y abierto», decía mirando hacia delante.
Y es que el Ricky que se ha sentado hoy ante el micrófono no es la persona que dejó la botas hace un año. «Para mí ya he ganado. El volver a jugar desde la diversión y la emoción. Para mí ya es suficiente«, confesó el ya jugador de La Penya.
Mientras el presidente y el entrenador comentaban la incorporación de Ricky al equipo, él escaneaba la sala. Con media sonrisa, aunque el semblante serio, como con nervios. Pero no de esos malos, de los que te paralizan. Más bien era esa inquietud que se tiene antes de dar el paso. De hacer lo que quieres, lo que sientes, aún con miedo. Pero Ricky tiene un propósito. Mucho más allá del baloncesto y de la pista. Y con un gesto tan sutil como su camiseta lo volvió a demostrar.
El jugador se presentó en la rueda de prensa con una camiseta blanca con un cuadrado amarillo sobre el pecho. Ahí, un número: 41/2002. Ese el código de una ley por la cual cualquier paciente tiene derecho a pedir un análisis molecular de sus tejidos a través de la sanidad pública, una herramienta clave para el diagnóstico preventivo de enfermedades como el cáncer.
Vuelta a la pista
«Estaba bastante perdido cuando terminé la temporada y me planteé diferentes escenarios desde la desesperación», confesó Ricky. «El ego no hablaba, hablaba la persona. En agosto decidí que me iba a tomar un año en blanco hasta junio para pensar en mi. Ha sido una montaña rusa. Ha sido muy enriquecedor mirándolo ahora, pero durante un tiempo fue difícil. Muchos momentos, sobre todo al principio, la retirada estaba cada día más cerca. No me planteaba ninguna opción. A mediados y finales de abril estaba intentando escuchar la vida e ir a otro ritmo. Soy muy afortunado de poderme tomar el año sabático. Cuando más cerca estaba la retirada me pasaron unas cosas que me hicieron replantearme de la decisión«, explicó.
Ricky Rubio en su presentación como jugador de La Penya / Zowy Voeten
Esos cuatro momentos -ha preferido no entrar en detalles- le cambiaron el punto de vista. Todo apuntaba a su retirada, a que esos minutos sobre la pista se habían terminado. Pero «una semilla» germinó en él. Y empezó a cambiar todo. «He aprendido muchísimo. De las primeras cosas que he aprendido es a escucharme a mi mismo. Diferenciar la persona del ego es lo más difícil. Hay momentos en que te dicen cosas distintas. Escucharme a mí mismo, porque al principio no sabia. Ha sido un proceso. Entender lo que son las emociones, los sentimientos, y canalizarlas. Estar curado por dentro es algo que me ha gustado muchísimo», confesó.

Imagen de Ricky Rubio cuando juagó de pequeño en La Penya / Zowy Voeten
Y ahora está «bien» y por ello vuelve a la pista. Y lo hace en el único club donde se planteó hacerlo. La Penya es su casa, el lugar donde se siente seguro y por ello es en el Olímpic de Badalona donde volverá a botar el balón. Lo hará como una pieza importante en la plantilla, pero también como mentor de los más jóvenes, un papel que le apetece muchísimo.
«Ahora es el momento clave para hacerlo en casa. Poder nutrir a los jóvenes de todo lo que les pueda ayudar. Nunca he estado un año parado, pero vengo con mucha ilusión como no la he tenido nunca. Entrenaré al máximo y vengo con muchas cosas que aportar y sumar. Haré lo que haga falta para ayudar al equipo, pero este proyecto va más allá de mí», contó el jugador. «En mi cabeza solo ha sonado La Penya. Juego a baloncesto no por un título si no por el sentimiento y este es el único lugar donde podía tenerlo»
Sin duda, la rueda de prensa de regreso de Ricky Rubio fue un tremendo ejercicio de generosidad. Casi una hora en que el deportista y la persona fueron de la mano, contando el proceso que ha vivido para dar el paso de volver. «Ser deportista es una parte de lo que soy y hay que saber compaginarlo. Una de las cosas que he aprendido es a vivir, a saber lo que quiero yo como persona. El que quiere volver soy yo y estoy preparado. El recibimiento ha sido espectacular, abrumador. Muy agradecido. Hacer la acción de dar las gracias, sobre todo la entrevista con Jordi Évole, me ayudó mucho a sanarme a mí. Estoy capacitado para afrontar un nuevo reto. Que no sabemos cómo irá pero sé que lo voy a disfrutar muchísimo».

Ricky Rubio durante su presentación con La Penya / Zowy Voeten
Su regreso, a nivel deportivo, es un enigma. Por primera vez en su carrera ha estado mucho tiempo parado, pero no le preocupa. «Ya lo iremos viendo», confesó entre risas. Y es que nadie más que él va a juzgarse. Nadie le va a poner más presión de la que se pone él mismo. «Las críticas pensaba que no me afectaban, pero por dentro me construían. He recibido alguna crítica y las primeras sensaciones pensé: ‘Me tiene que estar criticando a mí, no debe estar bien él’. Al final, cuando queremos un mundo mejor es cuando estamos bien por dentro y eso se refleja. Sinceramente, estoy haciendo muchos ejercicios y uno de ellos es ser más compasivo», añadió.
Su familia y sus amigos estarán siempre a su lado, como lo han hecho durante todo este proceso. Y es que Ricky Rubio ha ganado mucho en este año, pero sante odo se ha ganado a sí mismo. Ahora, volverá a disfrutar jugando a baloncesto. Pocas noticias mejores hay.
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