Ni siquiera los lugares más recónditos del planeta parecen a salvo del cambio climático. Después de múltiples comprobaciones sobre esta situación en los polos, llega ahora la confirmación de que el techo del mundo también está en peligro: una investigación detecta un aumento sostenido de gases de efecto invernadero en el Himalaya.
Por primera vez, científicos de la India han obtenido mediciones continuas y en alta resolución de gases como dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y monóxido de carbono (CO), lo que permite comprender mejor cómo influyen tanto los factores naturales como las actividades humanas en la composición atmosférica del Himalaya.
La investigación fue realizada por el Instituto Aryabhatta de Ciencias Observacionales (ARIES), un centro autónomo bajo el Departamento de Ciencia y Tecnología (DST) del Gobierno de la India y ha revelado una señal preocupante sobre la evolución del cambio climático en esta región de alta montaña, considerada una de las más sensibles del planeta.
Durante un periodo de cinco años, los científicos han recopilado datos desde un sitio de observación de gran altitud ubicado en Nainital, en el estado de Uttarakhand, al norte de India. Este enclave estratégico permitió monitorear la atmósfera en una región hasta ahora poco representada en los esfuerzos de observación global del clima.
Ciclos diarios
«La región montañosa del sur de Asia ha estado históricamente subrepresentada en los estudios atmosféricos globales», explican los autores del estudio, Priyanka Srivastava y Manish Naja.
Varias personas, con sus yaks, en el paso Thukla, en el Himalaya. / Pixabay
Gracias al emplazamiento de observación en Nainital, estos expertos pudieron aislar y analizar los efectos de la absorción de carbono por la vegetación, las emisiones procedentes de zonas pobladas y los complejos patrones meteorológicos que influyen en la calidad del aire y en el clima regional.
Uno de los principales hallazgos del estudio indica que las concentraciones de gases de efecto invernadero en esta zona del Himalaya son más elevadas que en otros sitios remotos considerados de referencia, aunque aún por debajo de los niveles registrados en ambientes urbanos o semiurbanos.
Esta situación sugiere que el ecosistema de montaña no escapa a las influencias del desarrollo humano, incluso cuando se encuentra alejado de grandes aglomeraciones.
Los datos recogidos revelan también la existencia de ciclos diarios marcados. Durante el día, las concentraciones de dióxido de carbono disminuyen debido a la fotosíntesis de la vegetación, mientras que el metano y el monóxido de carbono tienden a aumentar, en parte por el transporte ascendente de contaminantes desde cotas más bajas, impulsado por los vientos de montaña.
Más CO2 en primavera
En cuanto a las variaciones estacionales, se ha observado que el dióxido de carbono alcanza su punto más alto en primavera, una época en la que la quema de biomasa y la escasa cobertura vegetal coinciden.
Por su parte, el metano se incrementa en otoño, posiblemente asociado a actividades agrícolas como el cultivo de arroz, y el monóxido de carbono alcanza su pico a finales de la primavera, lo que apunta a una influencia destacada del transporte regional de contaminantes.

Imagen del Himalaya. / Pixabay
Más allá de estas fluctuaciones temporales, las tendencias a largo plazo identificadas en el estudio presentan motivos de preocupación.
El dióxido de carbono muestra un incremento anual de 2,66 partes por millón (ppm), mientras que el metano aumenta a un ritmo de 9,53 partes por mil millones (ppb) cada año. Según los investigadores, estas tendencias son incluso mayores que las de Mauna Loa, el sitio de referencia en Hawái para el monitoreo global del CO2, lo que resalta el impacto creciente de las emisiones antropogénicas en el Himalaya.
Menos monóxido de carbono
En contraste, el monóxido de carbono muestra una tendencia decreciente, con una reducción de 3,15 ppb por año. Este descenso podría deberse a mejoras en la eficiencia de los procesos de combustión y a cambios en las fuentes de emisión regionales, aunque los investigadores advierten que se necesitan más estudios para confirmarlo.
El estudio también subraya el papel clave de los factores meteorológicos y ambientales en la dinámica de los gases. Elementos como la radiación solar, la temperatura y la capa límite atmosférica –la franja inferior de la atmósfera donde se concentra la mayor parte de los contaminantes– resultan determinantes a la hora de configurar los patrones de distribución de estos gases, al igual que las actividades humanas como la agricultura o la quema de residuos.

Glaciar en el Himalaya. / EFE / Icimod
Gracias a la calidad y continuidad de los datos obtenidos, esta investigación representa un avance significativo en el monitoreo climático de alta montaña. Las observaciones permiten validar mediciones por satélite, mejorar los inventarios de emisiones y perfeccionar los modelos atmosféricos, elementos esenciales para diseñar políticas climáticas eficaces.
«El estudio ofrece a los responsables de las políticas y a los modeladores climáticos una herramienta poderosa: datos localizados y de alta resolución que cuentan la historia en tiempo real del cambio climático en el sur de Asia«, afirman los autores.