La última década ha sido testigo de avances extraordinarios en todos los campos de la medicina. El boom tecnológico y el impulso a la innovación biomédica han dado lugar a lo que para muchos es una nueva edad de oro de la ciencia que se deja notar, especialmente, en disciplinas como la oftalmología, que está viviendo una gran transformación tanto en el diagnóstico como en el abordaje de las diferentes afecciones oculares.
Inteligencia artificial, diagnóstico precoz, nuevas técnicas quirúrgicas y fármacos innovadores son instrumentos clave, además, para garantizar la sostenibilidad y la eficiencia del sistema sanitario en una especialidad que debe afrontar los desafíos y dificultades que supone ser una de las más demandadas. Pero, sobre todo, la suma de toda esa innovación potencia y complementa la labor de los especialistas y ha cambiado radicalmente el pronóstico de enfermedades que, hasta hace poco, se consideraban devastadoras.
Preservar la visión: una nueva era en diagnóstico y tratamiento
A través de la vista recibimos el 80% de la información del mundo que nos rodea. No es de extrañar, por tanto, que este sea el más preciado de nuestros sentidos. Tanto es así que una investigación llevada a cabo en Estados Unidos mostró que la pérdida de la visión se percibe como una preocupación mayor que la pérdida de otras facultades como la memoria, el habla o la audición, e incluso se teme más que otras condiciones médicas crónicas, como las enfermedades cardíacas.
Y, sin embargo, casi el 80% de la población en España tiene algún defecto visual y peor aún: debido al aumento de la esperanza de vida y el consecuente envejecimiento de la población, en el año 2030, casi ocho millones de españoles se verán afectados por una pérdida de visión irreversible, según las estimaciones de la Asociación Mácula Retina.
El envejecimiento de la población entraña el aumento de enfermedades asociadas a la edad
La buena noticia es que que los grandes avances que se han producido en el campo de la oftalmología a nivel diagnóstico y terapéutico, las últimas técnicas quirúrgicas (microcirugía, láseres femtosegundo, técnicas de robotización…) y lentes intraoculares de última generación, han permitido dar respuesta a los problemas más frecuentes (presbicia, miopía, cataratas…) con procedimientos precisos, seguros y mínimamente invasivos, lo que favorece la recuperación, minimiza las complicaciones y favorece el bienestar de los pacientes.
El esfuerzo en investigación e innovación se enfoca ahora en las patologías que afectan a la retina, entre ellas las dos más frecuentes en la edad adulta: el edema macular diabético (una complicación frecuente en pacientes diabéticos que puede llevar a una pérdida significativa de la visión si no se trata adecuadamente) y la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Esta es, de hecho, la principal causa de discapacidad visual en los países desarrollados y la responsable del 50% de los casos de ceguera legal. “Dado el envejecimiento de la población, la DMAE es la patología más preocupante por el impacto que tiene en la calidad de vida de los pacientes. Se trata de una enfermedad que frecuentemente afecta a los dos ojos y tiene un carácter progresivo. La forma neovascular tiene tratamientos efectivos en frenar la progresión de la enfermedad y lo más importante es el tratamiento precoz”, señala el doctor Alfredo Adán, director del Instituto Clínic de Oftalmología de Barcelona.
Y ahí, en el diagnóstico temprano, el impulso de la tecnología ha marcado una enorme diferencia. “El desarrollo de las técnicas de imagen ocular como por ejemplo la tomografía de coherencia óptica (OCT) o la retinografía de ultracampo amplio, han revolucionado el diagnóstico y el seguimiento de enfermedades que afectan a la córnea, la retina o el nervio óptico. Estas imágenes aportan una información más detallada de las estructuras oculares que nos permiten diagnosticar y tratar antes a los pacientes”, explica José Ignacio Vela, jefe del departamento de Retina del Hospital Sant Pau. La oftalmología es, de hecho, una de las especialidades médicas más avanzadas en el campo de la inteligencia artificial y la telemedicina. Su uso en el cribado de patologías como la retinopatía diabética y del glaucoma es ya una realidad, gracias al desarrollo de algoritmos informáticos. “Se han desarrollado algoritmos basados en inteligencia artificial capaces de analizar imágenes de fondo de ojo, OCT y OCT-A, con tasas de precisión superiores al 90% en patologías como neuropatía óptica isquémica, retinopatía diabética o DMAE”, apunta el Isaac Alarcón, jefe de sección Oftalmología del Hospital del Mar.
La IA permite hacer diagnósticos más precoces y precisos y tratamientos más personalizados
Tratamientos innovadores que transforman vidas
Echamos la vista atrás. Hace 10 años, cuando el edema macular diabético mostraban sus primeras señales ya estaba en fase avanzada y con pérdida de visión importante. Hoy, gracias a los algoritmos de la inteligencia artificial es posible adelantar el diagnóstico e iniciar el tratamiento antes de que el daño sea irreversible. Hace 10 años, los pacientes con DMAE neovascular debían acudir cada mes al hospital para recibir inyecciones intraoculares de fármacos para controlar su enfermedad y evitar un deterioro visual irreversible. “Esto suponía una carga asistencial inasumible tanto para los pacientes y su entorno familiar como para el sistema sanitario”, rememora el doctor Luis Arias, jefe de sección de Retina y Vítreo del Servicio de Oftalmología en el Hospital Universitario de Bellvitge. Hoy en día los pacientes pueden recibir inyecciones cada 3 o 4 meses o incluso más en algunos casos. Una auténtica revolución en cuanto al pronóstico y la calidad de vida de los pacientes, porque la DMAE tiene un enorme impacto. María Badia, jefa del servicio de Farmacia del Hospital Universitario de Bellvitge, es testigo en su día a día de cómo enfermedades como esta afectan a todos los ámbitos de la vida de quienes la padecen, con infinidad de problemas derivados de la pérdida progresiva de la visión en personas de edad avanzada. “Conlleva limitación de actividades sociales, limitación en el desarrollo de las actividades habituales de la vida personal tanto en lo que se refiere a la capacidad para el autocuidado como a las relacionadas con el ocio personal (lectura, televisión, pintura, costura o prácticamente cualquier actividad).
La pérdida de autonomía y la sensación de dependencia se incrementan generando malestar, angustia, aislamiento y ansiedad”, señala. Teniendo eso presente es más fácil entender el gran avance que ha supuesto la irrupción de los tratamientos farmacológicos más innovadores. “Los nuevos tratamientos para la DMAE neovascular suponen una revolución en dos sentidos, básicamente, el primero simplificando los regímenes de visitas y por tanto los desplazamientos del paciente al hospital humanizando la atención al paciente”. Por otra parte, espaciar las administraciones contribuye a aumentar la adherencia, que es un factor imprescindible para conseguir buenos resultados. “Con estos nuevos fármacos se ha conseguido frenar de forma importante pérdida de visión en los pacientes. Eran pacientes por los que hace unos años no se podía hacer nada y llegaban irremediablemente a la ceguera”, señala el Dr. Miguel Ángel Zapata, jefe de Servicio de Oftalmología del Hospital Vall d’Hebron y lo subraya. “Gracias a la mejora en el diagnóstico y en el tratamiento, se están evitando muchísimas cegueras, muchas más de que las que se evitaban hace 10 años. De todas maneras, pese a la positividad, todavía queda mucho camino por por recorrer”.
Los nuevos fármacos facilitan la adhesión al tratamiento, que es un factor clave
Mirando al futuro: retos y mejoras en salud oftalmológica
El envejecimiento progresivo de la población plantea grandes desafíos para la oftalmología. “Es urgente reforzar hospitales y centros de salud con más especialistas en visión, incluyendo oftalmólogos expertos en retina, optometristas y personal de enfermería. Además, debemos avanzar en prevención y diagnóstico precoz para mejorar los resultados clínicos”, destaca el Dr. Luis Arias.
La Dra. Susana M. Ruiz Bilbao, jefa de sección de Retina del servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Germans Trias, coincide, señalando que “la oftalmología es una especialidad por la que todos pasamos en algún momento”. Con el aumento de patologías crónicas como la degeneración macular, el glaucoma o las cataratas, la presión asistencial crece, al igual que los tiempos de espera. “Frente a esta realidad, necesitamos una colaboración estrecha entre atención primaria y oftalmología. La formación continua de los médicos de familia es clave para filtrar los casos que realmente requieren atención especializada”, subraya la Dra. Ruiz Bilbao. También propone transformar las consultas de los ambulatorios en unidades de alta resolución, donde el paciente reciba diagnóstico y tratamiento en una sola visita. Respecto al futuro, augura “avances espectaculares” y el doctor Alarcón enumera algunos de ellos: “Terapia génica, edición genética personalizada, implantes oculares avanzados, lentes intraoculares electrónicas, y terapias con células madre para regenerar la retina…”. Pero, los desafíos no están solo en el campo de la investigación y la tecnología. “El futuro de la oftalmología dependerá también de cómo integramos estas innovaciones de forma justa, segura y humana en el sistema de salud”, concluye la Dra. Susana Ruiz Bilbao.