El Gobierno ha cifrado el impacto de los aranceles del 30% a la UE en un coste para las exportaciones españolas por valor de 15.100 millones de euros, aunque la exposición total podría ascender hasta 22.700 millones de euros, según las cifras aportadas por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. Frente a este escenario, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha elevado el tono contra las decisiones “proteccionistas, injustificadas e injustas”, para abogar por una respuesta “con la proporcionalidad y la firmeza debida en aras de defender el interés legítimo de la UE”, en caso de no haber acuerdo e imponerse estos aranceles desde el 1 de agosto. De ahí que apostase por mantener la unidad de la UE y hacer valer la fortaleza de la UE para lograr un acuerdo justo.
Desde Uruguay, donde Sánchez ha participado en un foro empresarial en la que es la segunda parada de su gira latinoamericana, el jefe del Ejecutivo ha contrapuesto el impulso al acuerdo UE-Mercosur como la “mejor manera de protegernos ante conflicto comercial”. Un mercado entre dos bloques que sumaría más de 700 millones de personas. Un mensaje de colaboración y de apertura comercial, abundó. Frente al proteccionismo, arengó a emprender el camino de la apertura comercial con países como Uruguay y en el marco del Mercosur.
Si la visita a Uruguay tiene como trasfondo dar un impulso diplomático a las negociaciones para el acuerdo UE-Mercosur, la elección de rematar la gira en Paraguay responde al mismo motivo. Se trata de los dos únicos países del Mercosur que todavía no había visitado Pedro Sánchez.
La Comisión Europea confía en que se pueda ratificar el acuerdo UE-Mercosur este año, durante la presidencia de turno danesa, pero siguen existiendo trabas notables y el Gobierno busca desplegar todo su capital diplomático para ayudar a desbloquearlo. Sobre todo, en un contexto de guerra comercial ante los aranceles impuestos por el presidente de EEUU, Donald Trump. Frente al proteccionismo y el repliegue comandado por Trump, para la UE se ha vuelto más prioritario si cabe profundizar las relaciones comerciales con otros aliados.
«No son tiempos fáciles», ha reconocido Sánchez frente a los empresarios en Montevideo y proponer como receta redoblar las alianzas comerciales. «Mercados abiertos, reglas claras y predecibles y mecanismos multilaterales para resolver las diferencias con diálogo y cooperación», enumeró. Respuestas a decisiones que van en la dirección opuesta y que vinculó con el amento de las tensiones, la incertidumbre y la destrucción de oportunidades. «Nadie gana en las guerras comerciales, todos perdemos», advirtió el presidente del Gobierno.
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