En 2021, la Dirección General de Tráfico interpuso 4,79 millones de sanciones relacionadas con infracciones al volante, de las cuales 3,05 millones corresponden a denuncias por exceso de velocidad. Es decir, en España un 64% de las multas tienen como objetivo castigar a los conductores que van demasiado rápido. Evitar esa penalización tiene fácil solución, no correr más allá del límite de la vía. Sin embargo, un despiste puede tener cualquiera y, si acabas de recibir la temida carta en tu casa, buscarás la manera de evitar pagar. Todos hemos pasado por eso, así que en este artículo te explicamos 5 motivos por los que puedes anular una multa por exceso de velocidad.
Los límites de velocidad existen por la seguridad de todos los usuarios de la vía, por mucho que algunos quieran alegar lo contrario. El debate sobre si las cifras son las correctas o no es otro. Tal como te contamos en este enlace, existen algunas ayudas tecnológicas que nos pueden ayudar a conducir sin sufrir por los temidos radares: alertas de velocidad, control de crucero, limitador de velocidad o los avisadores de radar, que no detectores.
Es más, la propia DGT nos explica públicamente cómo funcionan sus radares y el mítico margendel que tanto se habla. Tal como señalaron en un tuit de la Guarda Civil, para conocer la velocidad real a la que salta el radar hay que tener en cuenta lo siguiente: hasta 100 km/h suma 7 km/h y por encima de 100 km/h suma un 7%. Es la llamada regla del 7, pero el margen se reduce al 3% en los modelos más nuevos.
Si pese a las ayudas, y el margen, ha llegado una multa a tu casa, todavía tienes opciones. Existen algunos motivos a los que poder recurrir para la anulación de la multa. Eso sí, alegar una sanción nos llevará automáticamente a perder la bonificación del 50% del pronto-pago, así que conviene estar seguro de que podemos recurrir alguno de estos cinco casos.
Tal como explicamos anteriormente, la propia DGT acepta que existe cierto margen de precisión en los radares actuales. Estos km/h de error se sitúan sobre el 3% en los dispositivos más modernos, un dato que asciende al 7% en los más antiguos. Alegar este fallo puede ahorrarnos la multa, siempre y cuando hayamos aplicado la regla del 7 correctamente.
Como cualquier papeleo burocrático, las sanciones deben ser rellenadas de manera perfecta y no puede haber un solo error en los datos. Hablamos, por ejemplo, de la perfecta visualización de la matrícula o si se equivocan en el tipo de vehículo denunciado. Eso sí, la Administración puede corregir algunas erratas obvias como que la matrícula de la foto no coincida con la cumplimentada en la denuncia.
La administración debe mandar la notificación en un periodo de tres meses (delito leve) o seis meses (grave o muy grave). También puede suceder que envíen la sanción al domicilio facilitado por la DGT, sin comprobar si es la vivienda actual del infractor. Las autoridades están obligadas a indagar sobre este detalle. Solo si ha sido imposible localizar al conductor, pueden dar el siguiente paso y publicarlo en el tablón edictal de sanciones de tráfico (TESTRA).
Por sorprendente que parezca, algunos radares en España no cumplen con su correcto mantenimiento y pueden llegar a fallar. Es de vital importancia que el dispositivo, con su cinemómetro y cabina, se revise periódicamente según el artículo 12 de la Orden ITC (3123/2010).
La normativa lo deja muy claro: deben existir dos fotografías de la infracción. Otra vez puede sonar inverosímil, pero ha pasado. El modelo Multanova 6F-MR apostado en el kilómetro 13,66 de la A-66 en dirección Gijón realizaba únicamente una fotografía, motivo por el que un Juzgado de Oviedo anuló la multa de un vehículo infractor.
En pocas ocasiones se ha vivido una situación de contradicción entre el radar y la señalización de la vía, pero ha sucedido. Por ese motivo, y por muy optimista que pienses que es, debes revisar bien el kilómetro de tu infracción y asegurarte que la velocidad límite de la vía coincide con la marcada como infracción por el radar.
