El drama de la Font Roja podría haber sido aún peor. 145 de las 185 hectáreas afectadas se han calcinado en este parque natural, y la cifra se podría haber multiplicado si no hubiera sido por la rápida actuación de los equipos de extinción, aplaudida por las autoridades municipales de las localidades afectadas.
La más perjudicada por este incendio ha sido Ibi. Su alcalde, Sergio Carrasco (PSOE), explica que las especies quemadas han sido fundamentalmente hierba baja, pinos y encinas. “La suerte fue que el fuego no entró en la umbría de la Font Roja, se quedó en la cumbre del Menejador y consiguieron pararlo. Si llega a ir hacia abajo habría sido muy difícil o imposible de controlar por la facilidad de propagación. Dentro de la gravedad, se ha evitado un desastre aún peor”, reconoce el regidor.
Tal desastre se evitó gracias a la preservación de la estación biológica de Torretes. Su director, Segundo Ríos, apunta que el fuego afectó a la parte superior de este punto, sin llegar a acceder al jardín, aunque reconoció que todavía no se pueden «cuantificar daños todavía”. Este espacio cuenta con una microrreserva de flora de 20 hectáreas que se supone que ha sido afectada, pero no saben hasta qué punto. “Cuenta con un compendio de especies que no sabemos en qué momento podremos inspeccionar”, explica, recordando que el fuego se quedó “a unos 600 metros de la zona” y que la preocupación el viernes, día en el que se originó el incendio, fue máxima.
El fuego se quedó a unos 600 metros de la estación biológica de Torretes
Los trabajos de extinción, que siguen en marcha después de que el incendio se diera por controlado el domingo, evitaron una tragedia aún mayor en un parque natural de valor “muy alto” dada la condición “primitiva” de su bosque, según define el alcalde Sergio Carrasco. “Cualquier hectárea dañada supone un gran daño y la labor de los efectivos, sobre todo los aéreos, fue espectacular”, agrega el dirigente.
La labor de los efectivos, sobre todo los aéreos, fue espectacular
El alcalde de Alcoy, el también socialista Toni Francés, se expresa en términos similares y dice haber vivido este episodio “con el corazón en un puño”. Pese al control del incendio, explica que continúan “pendientes y preocupados” y relata el “sufrimiento” porque “una de las zonas de mayor biodiversidad, como el carrascal de la Font Roja, se viera afectado”, detalla señalando la noche del viernes como “momento clave” en el control del incendio.
La noche del viernes fue el momento clave en el control del incendio
Desde los bomberos confirman este acierto. Salvador Luque, sargento jefe del grupo de rescate del Consorcio Provincial, apunta que «la eficacia de los medios de extinción, aéreos y terrestres, impidieron el acceso a la zona norte», donde «había mucha continuidad de masa forestal», y apunta que «conocer la zona siempre viene bien, porque no es una zona fácil, los caminos son estrechos y la conducción no es sencilla, pero se saldó la operación con cero accidentes». Toni Córdoba, suboficial de bomberos y coordinador de incendios forestales del Consorcio, explica que las tareas actuales son «de remate, liquidación y vigilancia del incendio para prevenir rebrotes por el aumento de temperatura y volver a la normalidad».
A la espera de un diagnóstico
Falta por cuantificar los daños provocados por este incendio. El cálculo no se podrá concretar hasta después de la extinción, pronosticada para esta misma semana si las circunstancias no cambian radicalmente. Andreu Bonet, director de la estación científica Font Roja Natura de la Universidad de Alicante, añade que están haciendo “una valoración inicial, un diagnóstico” de la situación conjuntamente con el CEAM (Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo) y con el Parque Natural.
Conocer la zona siempre viene bien, no es una zona sencilla, los caminos son estrechos y la conducción no es fácil
A la espera de datos más precisos, la estimación que hacen es que la zona más afectada, la de la solana, ha visto desaparecer especies, por ejemplo en el carrascal, que es “más disperso” que el de la umbría, “similar a una sabana, con árboles separados por metros y con densidad baja debido a su menor disponibilidad hídrica”. Pese al suceso, hay ejemplares que han sobrevivido. “Es lo que estamos cuantificando ahora”, dice mientras matiza que en las hectáreas quemadas hay “zonas más y menos afectadas”, a falta de cálculos concretos.
En tres o cuatro años podremos tener pequeños arbustos donde antes había una planta grande
Por otra parte, el director de este espacio universitario explica que en la parte afectada hay matorrales que son calcícolas “de composición variada y poco denso” que se han visto quemados, así como también esparto, afectado especialmente en la parte baja de la solana. “El esparto quemó rápidamente porque en su momento había florecido y eso propició la transmisión rápida del fuego”.
Así ha quedado parte de la zona devastada por las llamas / rafa arjones
Más allá de los cálculos, Bonet tiene claro que el incendio podría haber sido “mucho más grave si hubiera afectado la cara norte” del parque natural, donde se sitúa la umbría. Tal como se ha producido, según sus cálculos, “como algunas de las especies afectadas han evolucionado en un clima mediterráneo en el que los incendios se producen de forma natural, muchas tienen capacidad de rebrotar, ya que están adaptadas». «Eso quiere decir que en tres o cuatro años podremos tener pequeños arbustos donde antes había una planta grande. Es lo que pasa con la carrasca. Pero todo dependerá de que en los próximos años haya lluvia suficiente, ya que el problema del cambio climático limita la capacidad de recuperación propia del ecosistema”, lamenta. Preguntado por cuánto tiempo se tardará en recuperar el paisaje devastado por las llamas, Bonet pronostica que “un mínimo de cuarenta años”.
Los bosques requieren más inversión y más gestión
En este aspecto Jaime Baeza, catedrático del Departamento de Ecología en la Universidad de Alicante, también apunta a que la recuperación dependerá de “la regeneración de la zona” y calcula un periodo similar. “La regeneración con mayor densidad arbórea tarda más debido a la competencia intraespecífica entre los árboles: no es lo mismo 5.000 árboles por hectárea que 100.000, aunque según experimentos de pinares de alta regeneración gestionados reduciendo la densidad entre 2.000 o 3.000 árboles por hectárea se comprueba que en estos hay una respuesta temprana tras la gestión, y que los árboles se reestructuran nuevamente y alcanzan dimensiones similares a la situación previa al incendio en 25 o 30 años”.
El académico, en todo caso, insiste en la necesidad de “gestionar los bosques”, que según él “requieren más inversión”. El hecho de que la Font Roja sea un parque natural emblemático en la Comunidad, indica, ha facilitado el cuidado y las tareas de extinción en un espacio que, por sus características, está mucho más vigilado y gestionado que otros bosques públicos.
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