Tal fue el desasosiego y tan grande el apuro durante la pasada temporada que el Real Zaragoza no alcanzó la salvación matemática hasta el 25 de mayo, en la penúltima jornada de Liga. Desde el final del año y el inicio del nuevo, el equipo pasó por un terrible purgatorio deportivo, con todos los demonios de esta larga etapa de Segunda apareciéndose por su cabeza. El club tuvo tres entrenadores. Fue el tercero, Gabi, el que amarró la permanencia después de que Víctor Fernández dimitiera de manera irrevocable a mitad de diciembre y de que Miguel Ángel Ramírez dejara el terreno quemado aunque en su cabeza no hicieran más que florecer lindas margaritas.
La SAD estuvo sin director deportivo desde mitad de marzo tras la destitución de Juan Carlos Cordero junto al entrenador canario. Lo estuvo porque el escenario era muy incierto: el equipo navegó durante mucho tiempo sin ninguna certeza, ni siquiera que iba a continuar en el fútbol profesional. Esa situación dilató la contratación del sucesor de Cordero, puesto para el que el club siempre priorizó a Txema Indias aunque se entrevistó con más candidatos. El propio Indias alargó la negociación por esa inseguridad y porque había cosas que no veía claras. Los ejecutivos de la SAD tuvieron que invertir mucho tiempo en el arte de la persuasión y el convencimiento.
Al final, Indias aceptó y firmó un contrato de dos temporadas. Su llegada fue anunciada el 6 de junio y su presentación fue el 10. Lo primero que hizo fue confirmar la continuidad de Gabi, el día 13. Por lo tanto, el Real Zaragoza entró en el mercado muy tarde, con toda la pretemporada en blanco y por planificar. El primer amistoso del equipo no se disputará hasta el 30 de julio para inaugurar el Ibercaja Estadio y empezar a probarlo con público, aunque a medio aforo. Antes, el 26, habrá un partidillo de entrenamiento contra el Deportivo Aragón.
Consumidas ya tres semanas de este mes, Indias ha realizado una importante limpieza de la plantilla, con dos ventas incluidas (Vital al Jagiellonia polaco y Luna al Almería) pero solo ha concretado dos incorporaciones: Sebas Moyano y Tachi, ambos libres tras acabar sus contratos con el Oviedo y el Mirandés. Andrés Fernández iba a ser el tercero, estaba todo pactado, pero el Almería irrumpió en el último momento.
Como es natural cuando el contador del Real Zaragoza empezó a rodar con tanto retraso, a la plantilla le faltan todavía muchos futbolistas. El director deportivo nunca ha tenido prisa en sus proyectos. Es un ejecutivo acostumbrado a templar los nervios y a tener la flema necesaria para esperar el momento, aunque el momento sea tarde. Va a vivir 43 días contra el reloj. Lo importante no es correr, es acertar. Luego, la temporada es más larga que un día sin pan. Nadie se acordará, porque la incidencia será mínima, si tal o cual fichaje llegó a principios de julio o el 1 de septiembre sobre la bocina con el cierre del mercado.