Actualmente vivimos en una sociedad en la que la felicidad parece medirse en base a al dinero que tienes, a tu belleza y el éxito profesional. Por este motivo, cuando alguien parece que se encuentra en la cúspide dentro de esos tres pilares decide abandonarlo sin más, lo cierto es que para muchos resulta sorprendente.
Uno de los últimos casos ha sido el del presentador italiano Max Laudadio, un rostro que aunque no es muy conocido en España sí que es una cara conocida en su país natal, Italia.
Es conocido por haber trabajado Striscia la Notizia, un formato similar a El Intermedio. Sin embargo, a sus 53 años ha decidido dar un giro radical a su vida. Se ha trasladado a una cabaña en mitad del bosque en Cuasso al Monte, un pequeño pueblo de montaña, y se dedica a proyectos medioambientales y a su familia.
Y lo tiene claro: “Perseguí el éxito profesional durante años, pero la felicidad solo la encontré cuando empecé a entregarme a los demás”, admite en una entrevista concedida a Vanity Fair el también actor, que actualmente trabaja en el musical Aladdin en Italia y sigue colaborando en Striscia la notizia.
Sin duda, es una historia muy similar a la de Beatriz Montañez, que precisamente también participó como co-presentadora en el formato antes mencionado de El Intermedio y que abandonó 2011 para ser sustituida por Sandra Sabatés.
En todo caso, y a diferencia de Laudadio, la albaceteña se trasladó al campo pero en un retiro voluntario que posteriormente reflejó en un libro, Niadela, en el que cuenta su particular nuevo estilo y solitario estilo de vida.
Dejarlo todo por un sueño
Nacido en Pistoia, una ciudad con una impresionante riqueza histórica y cultural, Laudadio lo dejó todo con solo 17 años para perseguir un sueño: trabajar en el mundo del espectáculo. “Quería hacer teatro, musical, televisión, escribir… lo que fuera, pero no sabía por dónde empezar”, recuerda.
Su camino comenzó en los clásicos resorts de vacaciones italianos. Su primer contacto con la televisión llegó como guionista en TMC2, luego pasó por Match Music como presentador, y más tarde por Disney Channel antes de fichar por Le Iene.
En 2003 se incorporó a Striscia la Notizia, donde se mantuvo hasta hoy. Paralelamente, ha desarrollado una carrera polifacética: teatro, radio, fotografía, libros… y un proyecto que le cambió la vida: la fundación de la asociación ON, centrada en la limpieza y protección de montañas y bosques.
“Lo tenía todo, pero no era feliz”
Aunque su trayectoria puede parecer la de alguien que ha tocado el éxito con las manos, Max reconoce que algo no encajaba. “Cuando alcanzas casi todos tus objetivos profesionales y te miras al espejo sin sentirte feliz, es que algo falla. Y eso nos pasa a muchos en este sector. La felicidad no está ahí”.
Por eso se marchó a Cuasso al Monte, un pequeño pueblo cerca del lago de Lugano. “No fue premeditado. Buscábamos una casa para los fines de semana y, después de ver decenas, mi mujer encontró una cabaña en el bosque. Dijimos: ‘Es esta’”.
El marido de la alcaldesa
La historia tiene un giro inesperado: su esposa, Loredana, se presentó a las elecciones municipales… y ganó. Hoy es la alcaldesa del pueblo. “Lo hizo como si fuera una misión. Quería fomentar una relación real y respetuosa entre el ser humano y la naturaleza. Si se hace bien, ambas partes pueden mejorar. Sin embargo, cuando asumió la alcaldía, todo cambió: los compromisos se multiplicaron, incluso para nuestra numerosa familia. Somos muchos en casa”.
Nada más llegar, el pueblo rápidamente los acogió con cariño; sin embargo, al convertirse en el marido de la alcaldesa, llegaron las miradas más críticas. “No es que te digan ‘ocúpate de tus cosas’, pero cuando propones ideas nuevas, hay cierta resistencia. Hay miedo al cambio. Y sin ideas nuevas no hay mejora. Este pueblo necesita atraer turismo. Durante años ha perdido población porque faltaban razones para quedarse”.
Para Laudadio, el problema es más profundo. “La gente se aferra a las costumbres, y eso evita errores, pero también impide avanzar. Una alcaldesa que no es de aquí parece que no puede entender las necesidades del lugar, pero no es así. Hay que aceptar esa realidad local y respetarla, pero también tener el valor de cambiar las cosas”.
Hoy, este presentador que lo tuvo todo en la televisión italiana, dice haber encontrado una nueva paz entre árboles, proyectos comunitarios y una vida más conectada con la naturaleza. “El éxito me divirtió, pero la felicidad llegó cuando empecé a vivir pensando en los demás”.