San Vicente del Raspeig puso punto final en la noche de este domingo a unos días intensos y emocionantes de celebraciones con la tradicional cremà, marcando el cierre de un nuevo ciclo de las Hogueras. Han sido jornadas repletas de ambiente festivo, con mascletaes, pasacalles, música, convivencia en los racós y barracas, y una ciudad volcada con su fiesta más esperada. La Hoguera Oficial, ubicada en la plaza de España junto al antiguo Ayuntamiento, fue la primera en arder. Allí se congregaron cientos de festeros en uno de los momentos más emotivos de todas las fiestas. Pasados unos minutos de la medianoche, el fuego redujo el monumento a cenizas, dando paso al encendido progresivo del resto de hogueras repartidas por toda la ciudad.
A la 1:30 horas llegó el turno de las hogueras galardonadas. El monumento infantil de Hernán Cortés, titulado «Fogueres a l’univers» y con un presupuesto de 3.000 euros, prendió entre aplausos y emociones. Para la comisión, este año ha sido especialmente significativo, al obtener el primer premio infantil tras varios años sin un reconocimiento de tal nivel. También fue el momento de la hoguera Lillo Juan, con su imponente «Gambito de reina», una creación del artista Paco Torres, que se convirtió en cenizas después de regalar, por segundo año consecutivo, la alegría del primer premio a su comisión. Las demás hogueras fueron encendiéndose de manera progresiva durante la madrugada, en un espectáculo de fuego y emoción que puso broche final a las fiestas. Antes de la cremà, los festeros compartieron una última noche de hermandad y celebración, con cenas en sus racós y barracas, cerrando con alegría y orgullo unas fiestas inolvidables que han llenado San Vicente de luz, color, pólvora y tradición.