Lydia Na, escritora, comunicadora y activista trans, presenta su segundo libro Fiat Lux. Con este ensayo pretende iluminar la historia de las identidades de género no normativas mientras recalca que «existimos desde que existe la humanidad». Es, como señala orgullosa, la primera historia trans editada en castellano desde la perspectiva del propio colectivo.
La activista de Alicante explora «las identidades trans a la luz de la historia, la leyenda y la filosofía», como subtitula. Su objetivo es confrontar hechos y leyendas, aportando un punto de vista diferenciador en distintas culturas a lo largo del tiempo.
Este nuevo trabajo contrasta con su anterior libro, Mi cuerpo, mis reglas. Aquel fue una recopilación de «artículos que saqué entre el 2020 y el 2023 referidos todo a actualidad trans». Incluía su opinión sobre la «mal llamada ley trans», siendo un libro de «activismo de actualidad».
Fiat Lux surgió de la intención inicial de escribir un artículo de 10 páginas sobre historia trans. Sin embargo, el vasto material recopilado la llevó a expandirlo hasta convertirse en un libro de 192. Esto le permitió «desconectar un poquito de la política actual» y aprender sobre el tema.
Na destaca la «falta de contarse la historia desde el propio colectivo» porque, como lamenta, lo habituales es que se hable de personas trans «a partir de los años 30» o centrarse solo en «personajes». Su enfoque busca comprender las «formas de pensamiento» y manifestaciones de identidad de género no normativas desde una perspectiva interna.
Esta ausencia histórica ha «afectado a todas las políticas, incluso activismos que afectan a nuestro bienestar y a la búsqueda de nuestros derechos». Para su escritura, Na ha estudiado «antropología, historia, ciencia, sexología, sociología» para «entenderme a mí misma».
El título Fiat Lux, hágase la luz, lo usa tanto por la búsqueda del conocimiento como la de «nuestra simbiosis interior entre nuestro lado masculino y nuestro lado femenino». Y para eso lo ha repasado a partir de las reflexiones de escuelas de pensamiento y cultos.
La obra se nutre de leyendas antiguas, como el mito del hermafrodita en El banquete de Platón. Na explora arquetipos como Hermafrodito o Cibeles, la «magna máter autogeneradora, poseedora de los dos sexos».
Lydia Na defiende un «relato nuevo que esté basado tanto en nuestra realidad biológica». Afirma que la identidad de género tiene orígenes «biológicos, genéticos, neurológicos y hormonales». Esta es una realidad «totalmente establecida» por biólogos y genetistas.
Critica que «a nivel ideológico» se niega esta realidad, reduciéndola a un «sentimiento y a constructos aberrantes». Subraya que «ser mujer no es un sentimiento». La sociedad puede influir, pero «nunca puede cambiar esta marca de fábrica que llevamos dentro».
Este nuevo relato es crucial frente a los ataques de ideologías que niegan la realidad trans. «Ser transexual no es un capricho ni una moda», sino una existencia inherente desde el origen de la humanidad.
Na aboga por «abandonar el relativismo», que ha hecho «más daño a los derechos humanos». Defiende «a muerte los derechos humanos» y promueve «la duda racional y el pensamiento crítico». Lamenta que «todo esto se ha perdido» hoy día.
Critica a la sociedad «estúpida» e «ignorante» que ataca la verdad científica. Tanto como a «feminismos antihumanos» y la «internacional de ultraderecha» como «la bestia de tres cabezas» que atacan las libertades. Su obra invita a mirar «donde no queremos mirar».