Es el ‘elefante’ climático de la sala. Cada vez más presente y peligroso. El calor es aplaudido y buscado cuando reclama su espacio en primavera. En cambio, empieza a ser cada vez más temido en verano. Las olas de calor llegan ya antes de fecha y con más fuerza. Hacerles frente es en la mayoría de los casos poco más que superar una incomodidad. En otros, cuando la situación de necesidad económica obliga a relegar algunos gastos, las temperaturas extremas pueden ser cosa de vida o muerte. El último dato es revelador, las olas de calor provocaron en España 1.180 muertes sólo entre mayo y junio pasado. La mayoría de las víctimas superaban los 65 años.
En un país cada vez más envejecido, aprender a convivir con el calor se hará cada vez más necesario. No todos lo haremos del mismo modo. Dependerá, en gran medida, de nuestros recursos económicos, nuestras condiciones de vida y de nuestra ubicación geográfica. Mientras los registros hace años que pulverizan indicadores de máximas climáticas, el ‘elefante’ del calor sigue sin ser reconocido como causa de ‘pobreza energética’. Lo es el frío desde hace muchos años, no así el calor que cada vez irrumpe con más antelación en el calendario vital de los españoles.
Oficialmente no existe una fotografía, un diagnóstico sobre el impacto real que el calor cada vez más extremo y presente tiene sobre los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. En cambio, la pobreza energética ante el frío cuenta con medidas de apoyo y ayudas sociales para que los colectivos más vulnerables puedan hacerle frente. Lo hace desde hace mucho tiempo. Anualmente se radiografía su incidencia en los estudios de ‘pobreza energética’ en invierno que periódicamente realizan organismos como el Instituto Nacional de Estadística (INE) y otras entidades.
El calor es casi un ausente en el discurso oficial de la pobreza energética. Uno de los pocos datos oficiales lo publicó el INE en su estudio de condiciones de vida es de 2023. En él reveló que el 33% de la población española vive en una situación de pobreza energética para hacer frente al calor extremo. Ese tercio de la población que podría considerarse ‘pobre’ en términos energéticos ante el calor supone algo más de 16 millones de personas. Representan un porcentaje incluso mayor al 27,5% de pobres energéticos frente al frío que reveló esa misma encuesta, casi 13,5 millones de españoles.
Estrategia contra la Pobreza Energética
El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico lleva meses ultimando la que será la segunda Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética. Abarcará un plan para un periodo de cinco años, hasta 2030. El objetivo que se ha fijado el Gobierno es garantizar la equidad energética consolidando medidas estructurales. Está previsto que el primer borrador se presente antes de fin de año.
En unas recientes jornadas de trabajo con organismos y entidades relacionadas con la gestión energética, entidades sociales y grupos de investigación, una de las demandas más repetidas fue la necesidad de incorporar la ‘pobreza energética’ provocada por el calor dentro de la estrategia. En el encuentro se plantearon propuestas y necesidades que ahora el ministerio tendrá que evaluar.
Las dificultades para mantener una temperatura adecuada en los hogares es una de las cuestiones a abordar. Carecer de recursos y medios para hacerle frente de modo adecuado es un problema severo tanto en invierno como en verano. Una de las propuestas que podría atajar ambos escenarios sería mejorar el aislamiento del parque de viviendas en España. Se estima que más de la mitad de los hogares se construyeron antes de 1981, sin criterios de aislamiento térmico. Esta realidad convierte muchas viviendas en verdaderos ‘coladeros’ del calor en invierno y del frío en verano.
“En realidad, el calor tiene mucha mayor incidencia que el frío. Probablemente será por los equipamientos que suelen tener las viviendas en España. Hay muchas más con calefacción que con aire acondicionado o sistemas de ventilación”, asegura Cecilia Foronda, directora energética de Ecodes. Esta organización sin ánimo de lucro promueve desde 1992 la necesidad de una economía neutra en carbono, inclusiva y responsable. Considera que ha llegado el momento de incorporar un indicador específico para medir anualmente la pobreza energética en verano: “Las consultas han aumentado mucho. Nosotros lo percibimos en nuestros puntos de asesoramiento. Antes teníamos muchas más en invierno, ahora se han disparado las de verano”.
Sistemas pasivos para combatir el calor
No en vano, en los últimos años las informaciones referidas a las temperaturas y el clima se escriben, cada vez más, con cifras récord en sus series históricas. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y el Instituto de Salud Carlos III publicaron recientemente que la intensidad térmica en España en mayo y junio fue “extrema”. En junio los 23,6 grados de media supusieron 3,5 grados centígrados más que la media de las tres últimas décadas.
En Ecodes advierten que enfrentar el problema del calor en las situaciones económicamente más vulnerables no supone necesariamente apostar por una refrigeración basada en sistemas de aire acondicionado o ventilación: “Hay que tener en cuenta que consumir energía para refrigerarse agrava el problema. Nosotros defendemos las medidas pasivas, son más sostenibles”. Entre ellas citan, además de las mejoras en los sistemas de aislamiento de las viviendas, medidas sencillas como la instalación de toldos, persianas o ventiladores con nebulizadores, “que consumen diez veces menos que un aire acondicionado”.
El proyecto Cooltorise en el que ha participado Ecodes concluía que el 19% de la población de la UE no tenía capacidad para mantener la temperatura adecuada en sus hogares durante el verano. El estudio subraya que los cinco últimos años han sido los más calurosos de la historia, “lo que demuestra la urgencia de abordar la pobreza energética en verano”.
Otra de las entidades que lleva más de una década analizando y trabajando el abordaje de la pobreza energética es Ecoserveis. Su codirectora, Joana Mundó, reconoce que cada vez más la pobreza energética estival está más presente en la agenda pública: “Tradicionalmente hemos mirado mucho al Reino Unido y al norte de Europa que han analizado más la pobreza energética. Sin embargo, aquí el calor también es un gran problema y no se le ha dado tanta importancia”.
Un urbanismo más mediterráneo
Mundó se muestra confiada en que se sigan dando pasos. Subraya que la Comisión Europea ya la ha planteado en algunos de sus comunicados y la receptividad ante esta cuestión está mejorando. Defiende que se establezcan indicadores específicos para medir esta realidad y hacerlo de modo habitual.
Desde Ecoserveis defienden que junto a las mejoras en la rehabilitación de viviendas se debería dar un impulso a “un urbanismo que promueva más zonas verdes, refugios climáticos, más adaptado a la realidad de los países mediterráneos”. Mundó alerta de que la incidencia social de las olas de calor “irá al alza” y traerá no sólo fallecimientos relacionados con el calor “sino también una cronificación de muchas enfermedades y la calidad de vida de muchas personas empeorará”.
La pobreza energética por calor está más presente en Madrid, Andalucía y Murcia. Son las tres comunidades autónomas que encabezan el ranking en la encuesta de condiciones de vida del INE. En cambio, la incidencia mortal de las últimas olas de calor ha sido mayor en regiones del norte del país, menos acostumbradas al calor. En España sólo el 31% de los hogares cuenta con un sistema de aire acondicionado. En las comunidades más al norte se trata de dispositivos poco frecuentes. El Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III ha revelado que el 95% de las muertes provocadas por el calor correspondían a personas mayores de 65 años y en un 60% de los casos a mujeres, más vulnerables ante el calor.
La mayor incidencia del calor en la sociedad español es algo más que una percepción. Un informe de la compañía líder en el mercado de climatización, Daikin, revelaba que el 53% de los españoles con sistemas de refrigeración reconocen que actualmente los ponen más que hace cinco años.
Salud mental y física
Y entre quienes carecen de estos sistemas la demanda crece. Incluso entre quienes cuentan con menos recursos. La necesidad de buscar vías para sobrellevar las temperaturas extremas hizo que en junio aumentara un 91% la demanda de ventiladores y un 61% de aires acondicionados de segunda mano, según datos de la web de compraventa Milanuncios.
La Universidad Pontificia de Comillas cuenta con una Cátedra de Energía y Pobreza que en uno de sus documentos revela que el impacto de la pobreza energética tendrá consecuencias relevantes en la vida de millones de personas. En un estudio que llevó a cabo concluye que el 23% de los encuestados manifiesta problemas de salud mental y física que de algún modo están relacionados con su situación de pobreza energética. Un colectivo social que además en un 67% de los casos reconoce que ha visto recortada su vida social, de ocio y de entretenimiento. En el endeudamiento y dificultad para hacer frente a sus deudas no sólo limita su capacidad económica sino también de acceso a recursos para hacer frente a episodios climáticos extremos de frío o calor.
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