En Torre Pacheco se ha vivido una espiral de violencia y racismo tras la agresión a un vecino de 68 años por un grupo de jóvenes. Tras el suceso, se sucedieron “cacerías” contra personas inmigrantes alentadas por mensajes xenófobos en redes sociales. Verificadores como RTVE confirmaron que muchas de esas publicaciones difundían vídeos e imágenes manipuladas, vinculando falsamente a migrantes con la paliza al anciano. Mientras la Delegada del Gobierno en Murcia recuerda que muchos agresores venían de fuera del municipio, Vox y otros grupos ultraderechistas han aprovechado el caso para cargar contra la inmigración. Por ejemplo, Santiago Abascal ha rehusado condenar expresamente los llamamientos racistas y ha atribuido la violencia a “consecuencias violentas” de la inmigración irregular, culpando al “bipartidismo” por traer supuestamente mayor criminalidad y violaciones. Estas declaraciones han servido para ligar de nuevo delitos sexuales con el origen de los agresores, pese a que los datos oficiales no las avalan.
Apenas una semana antes, la violación de una joven de 21 años en las inmediaciones de un centro de menores extranjeros no acompañados en Alcalá de Henares reavivó el fuego del odio. La Policía Nacional confirmó que la agresión ocurrió cerca de un centro de acogida de menores extranjeros no acompañados, donde una cámara captó a un atacante que luego huyó. En ese contexto, el propio Abascal anunció actos en la puerta del centro reclamando su cierre y la deportación de los menores migrantes, insistiendo en que “vienen a España a delinquir y a violar”.
Datos oficiales sobre delitos sexuales y nacionalidades
Las estadísticas del Ministerio del Interior son taxativas: los inmigrantes no cometen la mayoría de agresiones sexuales en España. El reciente informe ‘Violencia sexual ejercida en grupo’ analiza detalladamente todos los delitos sexuales con varios autores entre 2013 y 2017. Este estudio concluye que los autores más habituales son españoles (32,7% del total de casos de violación grupal). Sólo un 9,5% de los agresores en esos hechos eran marroquíes, el siguiente grupo extranjero en importancia. En conjunto, los delincuentes con nacionalidad extranjera suman el 43,3% de los imputados en violaciones grupales, lejos del porcentaje que se difunde erróneamente en redes.
Además, el informe desglosa los datos según el número de agresores: en las agresiones con dos autores, el 34,9% fueron españoles y el 44,6% extranjeros (con Rumanía, Marruecos y Ecuador a la cabeza entre los extranjeros). En las agresiones con tres o más autores, el 31,0% fueron españoles y el 42,2% extranjeros. En este último caso, los marroquíes representan el 12% de los agresores (segundo grupo nacional más numeroso, tras los españoles). No obstante, en todos estos escenarios sigue siendo mayoría el bloque autóctono.
Por su parte, el informe anual de delitos sexuales de 2023 abarca todo tipo de delitos contra la libertad sexual, no solo violaciones grupales. Ahí también se observa que los acusados son mayoritariamente españoles: el 62,7% frente al 37,3% de extranjeros. Dentro de ese 37,3%, la mayor parte procede de países de América, agrupando el 15,5% del total de agresores. De hecho, en dicho informe se destaca expresamente que entre los agresores extranjeros “destacan los de Marruecos, Colombia y Rumanía”, pero que en conjunto los más numerosos son los originarios del continente americano. Esto desmonta la narrativa de que los magrebíes, por ejemplo, concentran la mayor violencia sexual: los datos oficiales muestran que ocupan un lugar relevante, pero no mayoritario.
En definitiva, las estadísticas oficiales no avalan el argumento de que “inmigrantes igual a violadores” o que la llegada de migrantes ha provocado un repunte generalizado de este delito. Al contrario: los españoles son el grupo nacional con más acusados en los diferentes informes recientes. Las cifras también sugieren que atribuir los delitos a un colectivo concreto omite la realidad social más amplia ―por ejemplo, muchas víctimas de agresión sexual también son extranjeras― y distorsiona el problema real, que es la violencia de género en todas las capas sociales.
El contexto y los bulos de la ultraderecha
El diagnóstico político es claro: los disturbios en Torre Pacheco han sido vinculados inmediatamente por la extrema derecha a la inmigración. Líderes de Vox han justificado la “caza” de migrantes como una reacción a supuestos aumentos de la delincuencia, atribuyendo los hechos a la entrada de supuestos “delincuentes extranjeros”. En su mitin de Vistalegre en marzo de 2020, por ejemplo, Abascal afirmó que “ha habido más de 100 manadas [de violación] y el 70% de los que están imputados son extranjeros”. Sin embargo, el propio estudio de Interior en que se basó esa afirmación dejó claro que sus datos habían sido malinterpretados (en realidad, los españoles eran el colectivo más frecuente). A pesar de ello, Vox no ha dejado de repetir el eslogan: “Los inmigrantes vienen a violar y a delinquir”, respaldando concentraciones a la puerta de centros de menores extranjeros e instando a deportar a los migrantes arrestados.
Estos discursos han sido ampliamente documentados como engañosos. Medios de verificación coinciden en que difundir solo la nacionalidad de los agresores sin contexto es desinformar. Verificat Catalunya concluye que la afirmación de que “los marroquíes son el colectivo más implicado en violaciones grupales” es engañoso, recordando que son los españoles el grupo mayoritario en las estadísticas (32,7%). Maldita.es subraya que la investigación de Interior especifica que “la nacionalidad más implicada en delitos sexuales graves es la española (32,7%), seguida de la marroquí (9,5%)”. En definitiva, los extremos de la derecha han sacado cifras oficiales de su contexto real para construir un relato de pánico social.
No sorprende que los mensajes de odio hayan encontrado eco en estas circunstancias. Las autoridades han señalado que buena parte de los agresores violentos no eran residentes locales, sino radicales de fuera que han viajado a Torre Pacheco a sembrar el caos. En palabras de la Delegada del Gobierno en Murcia: “muchas de ellas [personas identificadas] con antecedentes violentos, y la mayoría de ellos no son de Torre Pacheco”. El propio Ministerio del Interior ha desplegado refuerzos de Guardia Civil y Policía ante la escalada, mientras partidos como el PSOE han denunciado ante la Fiscalía a dirigentes de Vox por vincular migración y delincuencia. En medio de este clima, es aún más importante contrastar los hechos con cifras.
Frente a los discursos de odio
El relato de que los extranjeros traen consigo una ola de violaciones en España no resiste el análisis de los datos. Las cifras oficiales más recientes muestran que la mayoría de los agresores sexuales son nacionales, no migrantes. Los casos aislados de delincuencia por parte de inmigrantes existen, como los hay entre los propios españoles, pero no justifican la campaña de odio racial que se está extendiendo. Al contrario, la evidencia empírica indica que factores socioeconómicos y culturales explican mejor la violencia, tal y como repiten los criminólogos. Culpar a los migrantes de la violencia machista no solo es falso, sino que entorpece la lucha contra un problema grave: como recuerdan la ONU y la OIM, la desigualdad de género y la violencia contra las mujeres se deben al hecho de ser mujeres, no a la nacionalidad de los agresores.
Los discursos xenófobos basados en datos sesgados o sacados de contexto deben rechazarse con información verificada. El enfoque periodístico exige recordar la realidad de las estadísticas: España no vive “una epidemia de violaciones” protagonizada por extranjeros, sino que ha mejorado la seguridad en general y que la violencia sexual es una lacra que afecta a toda la sociedad. La única forma de proteger a todos los vecinos (de cualquier origen) es combatir la violencia machista con medidas reales y basadas en datos, no con bulos que enfrentan a la población entre sí.
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