Siria e Israel —que ha estado bombardeando el sur del país árabe y la capital, Damasco, durante los últimos días— han llegado a un acuerdo de alto el fuego que debe servir para calmar la violencia sectaria en la región de Sweida.
Desde domingo pasado, en la región, milicias drusas, tribus beduinas y soldados y milicianos leales al gobierno sirio se han enfrentado en una conflagración sectaria que ha causado la muerte de más de 300 personas, según la Red Siria para los Derechos Humanos (RSDH). Según esta organización, todas las partes —incluidos los soldados leales al gobierno sirio— han protagonizado matanzas y ejecuciones sumarias de civiles.
“El primer ministro israelí, Benyamín Netanyahu y el presidente sirio, Ahmed al Sharaa, apoyados por Estados Unidos han llegado a un alto el fuego concordado con Turquía, Jordania y varios vecinos más. Llamamos a los drusos, los beduinos y los sunnís que bajen las armas y juntos, también con otras minorías, construyan una nueva y unificada identidad siria, en paz y prosperidad”, ha anunciado durante la madrugada de este sábado el embajador estadounidense en Turquía y Siria, Tom Barrack.
Según este acuerdo, los soldados regulares de Damasco podrán volver a entrar a Sweida, ciudad que abandonaron el pasado miércoles después de llegar a un acuerdo con las milicias drusas, que prometieron ser ellas las únicas que garantizasen la seguridad en la región.
Ese acuerdo no funcionó, y desde el miércoles hasta este viernes, la tensión no hizo más que aumentar en Sweida, con escenas de violencia sectaria y asesinatos protagonizados, en parte, por la milicia drusa del sheij Hikmat al Hajri, directamente apoyado por Israel. Esto provocó una respuesta de las tribus beduinas, que empezaron a marchar —armados y dispuestos a luchar— hacia Sweida durante la tarde de este viernes. Esa marcha ha sido finalmente parada por Damasco y este acuerdo de última hora.
“Calmar la situación”
“Agradecemos y tenemos aprecio por el rol que han tenido los EEUU en afirmar su apoyo a Siria en estas circunstancias difíciles. Hemos conseguido calmar la situación a pesar de las dificultades, pero la intervención israelí ha empujado a nuestro país a una fase muy peligrosa, que amenaza nuestra estabilidad por sus descarados bombardeos contra el sur y Damasco”, ha dicho este sábado por la mañana en un discurso televisado Al Sharaa, que ha prometido que se ajusticiará a todo aquel que haya robado, asesinado y cometido violencia sectaria en la última semana.
“Rechazamos todos los crímenes que han ocurrido, y enfatizamos la importancia de la prevalencia de la ley y la justicia. El Estado sirio está comprometido en proteger a todas las minorías y grupos religiosos del país, y procederá a rendir cuentas con todos los violadores de la paz social”, ha continuado el presidente interino sirio.
Los precedentes, sin embargo, no le son favorables: soldados y milicianos leales a Damasco, en marzo, protagonizaron una ola de violencia sectaria que, en poco menos de una semana, acabó con la vida de cerca de 1.000 civiles, sobre todo miembros de la minoría alauí del país, en la costa mediterránea siria. Muchos sirios culpan a esta minoría por las cinco décadas de gobierno y represión de los Asad, derrocados el pasado diciembre con el fin de la guerra civil siria.
Al Sharaa, que consiguió también sofocar esa ola de violencia, prometió que los culpables de las matanzas y ejecuciones de alauís serían puestos ante la justicia, algo que no ha ocurrido.