La ficha
- Dirección: Plaza Virgen de la Mota, s/n.
- Horario: Jueves a viernes (10.00-13.00 horas). Sábados (10.00-14.00 horas) Domingo (10.00-14.00 horas).
- Teléfono: 957160089.
- Precio: Gratuito.
Montoro ha sido plaza codiciada por pueblos locales e invasores que construyeron varios baluartes defensivos, siendo los más importantes el castillo de la Cava y el de la Mota. Desgraciadamente, ninguno de estos dos recintos fortificados se conserva en su estado original.
Del castillo de la Mota o Santa María se desconoce la fecha de su construcción. Autores aseguran que es de época anterior a la llegada de los árabes y hay quienes opinan que fueron los árabes quienes lo construyeron. En la Reconquista sufrió grandes desperfectos. Cuando Fernando III lo conquistó definitivamente, lo reparó y su mezquita se convirtió en iglesia. Según Criado Hoyo y Martínez de la Reguera, en octubre de 1487 los Reyes Católicos se lo dejaron a sus hijas María y Catalina. En 1660, lo compró Luis Méndez de Haro y Guzmán. En 1703, los vecinos empiezan a construir viviendas en las ruinas del castillo. Hoy sólo se conserva la iglesia que alberga el Museo Arqueológico Municipal.
Del castillo de la Cava, también llamado castillo de Julia o Fortaleza Nueva, no se conocen detalles sobre su construcción ni sobre las distintas fases de deterioro que sufrió hasta su desaparición definitiva. La opinión más generalizada es que fue construido por los árabes sobre ruinas romanas y que, posiblemente, ocupó gran parte del cerro de la Muela. El padre Beltrán (‘Epora Ilustrada’, 1755) refiere que el castillo de la Cava, «fortíssimo», parece ser obra de los moros, «a lo menos es fábrica de aquellos tiempos. Es cuadrilongo, mui alto, y vastamente ancho y de los mayores que en la alta y baja Andalucía he encontrao». Existe la leyenda de que Florinda ‘La Cava’, hija de don Julián, se asiló temporalmente en él. En 1776, según Criado Hoyo, el Cabildo solicitó al Duque de Montoro que lo restaurara o lo demoliera, pues era un peligro para la población. El duque no lo hizo y, en abril de 1867, parte de la muralla almenada se desplomó, destruyendo tres casas y provocando cinco muertos. A finales de la década de los 60 del siglo pasado aún quedaban restos de este baluarte defensivo.