La Sepi, el brazo inversor del Estado, planea tomar una participación minoritaria en el capital de Talgo, que algunas fuentes sitúan en el 5% aunque podría acercarse al 10%. Esta toma de participación está contemplada en el pacto alcanzado el martes día 15 entre los gobiernos central y vasco, que sellaron Pedro Sánchez e Imanol Pradales en Moncloa y que sirvió para desencallar el útimo fleco de la operación. Así, la Sepi da su brazo a torcer y concede un préstamo de 75 millones a Talgo, a los que se sumarían otro crédito de 75 millones del consorcio que toma el control del fabricante de trenes. Con ese préstamo de 150 millones Talgo estaría en condiciones de hacer frente a los vencimientos de deuda de este año, que ascienden a unos 140 millones sobre un endeudamiento total de 400 millones.
Según fuentes conocedoras de las negociaciones, la hoja de ruta pasa porque los consejos de Sepi y de la propia Talgo tramiten el crédito y posteriormente se produzca la entrada en el capital, que podría llevarse a cabo al convertir en acciones el crédito o de forma directa. Estos medios sitúan el mes de octubre como el horizonte temporal para que esto ocurra.
Las condiciones de Jainaga
Lo que parece también decidido definitivamente es que el control de la empresa seguirá en manos del consorcio vasco, encabezado por Sidenor, el grupo industrial de José Antonio Jainaga, y en el que participan el Gobierno vasco mediante su fondo Finkatuz y las cajas BBK y Vital a través de sus fundaciones. Este consorcio cerró en febrero un principio de acuerdo para comprar al fondo Trilantic un 29,7% de Talgo, pero la operación no se ha firmado en estos cincos meses porque Jainaga lo había condicionado a dos cuestiones fundamentales: lograr un aplazamiento para el pago de la sanción de 116 millones que le impuso la estatal Renfe a Talgo y que la Sepi aportase un crédito para afrontar los vencimientos de deuda. Adicionalmente, el consorcio, que logrará que la sede de Talgo vuelva a Euskadi, está interesado en que Sepi participe en el capital para dar más solidez a las renegociaciones pendientes de la deuda.
En números rojos
La solidez financiera, o mejor, la delicada situación financiera de Talgo es clave en esta operación. La compañía cerró 2024 con pérdidas de 108 millones trar tener que dotar los 116 millones de sanción que le impuso la estatal Renfe por el retraso en la entrega de trenes, aunque Jainaga ha conseguido aplazar los pagos de la multa hasta 2040. El problema es que Talgo ha seguido arrojando pérdidas en el comienzo de este ejercicio. Talgo cerró el primer trimestre del año con unos ingresos de 154,2 millones de euros, un 7% inferiores a los registrados en el mismo periodo de 2024, y números rojos superiores a 7 millones de euros. La compañía quiere presentar sus resultados del primer semestre el próximo 1 de agosto, al cierre del mercado.
El martes, tras el encuentro con Sánchez para hablar de competencias, el lehendakari Pradales quiso subrayar que «en el ámbito industrial», se había producido «una noticia muy esperada: ambos gobiernos hemos encauzado la participación de la Sepi para hacer viable la operación del Consorcio vasco, y mantener así la actividad y el empleo de Talgo en Euskadi».
Suscríbete para seguir leyendo