Pintores, actores, fotógrafos, escultores, músicos, escritores, cineastas y otros profesionales dedicados al arte y la creación en la Región de Murcia han alzado la voz contra la espiral de violencia que se está viviendo desde el pasado fin de semana en el municipio murciano de Torre Pacheco.
Para ello, han hecho público un manifiesto en el que señalan el nivel de preocupación que existe en el mundo de la cultura y entre quienes «creemos en la convivencia y en el respeto entre vecinos». Aseguran que estos incidentes violentos se producen como consecuencia de la «tensión interesada» que se ha generado y que ha derivado en que que muchas personas vivan estos días con miedo por su origen o su religión en esta localidad.
Recuerdan los artistas murcianos que «los españoles hemos protagonizado, a lo largo de la historia, grandes migraciones hacia múltiples partes del mundo, donde fuimos acogidos y donde generamos riqueza y cultura» y a la vez «hemos hecho crecer nuestro país desde fuera», por lo que «sin esas migraciones, no tendríamos el grado de bienestar que disfrutamos hoy».
En el escrito que han dado a conocer indican que les duele ver cómo se intenta culpar a comunidades enteras por los actos de unos pocos, y cómo se propagan mensajes de odio, ante lo que reclaman a las autoridades que actúen para proteger a todas las personas y persigan a quienes atentan contra la convivencia.
Escultores, músicos y pintores llegan a decir que muchos de los pueblos y ciudades de la Región, incluido Torre Pacheco, «han crecido gracias a la diversidad de quienes nacieron aquí y de quienes llegaron buscando un futuro mejor», por lo que insisten en que «ninguna persona debería vivir con miedo por su origen, ni ser tratada como extranjera en el lugar que la acoge».
Imaginario de la incultura
En el texto recogen que «la idea de pureza solo existe en el imaginario de la incultura, el odio y una visión muy reduccionista del mundo«. Por lo tanto, «la supuesta protección de nuestros valores culturales que esgrimen los totalitarios de todo signo no deja de ser una estrategia basada en una falacia y una condena a la más trágica pobreza cultural».