La Virgen del Carmen se ha quedado en tierra este año en Torrevieja por las obras en el espacio portuario, que han obligado a suspender la tradicional procesión marítima en el día de la patrona de los pescadores, que sigue siendo festivo local en una ciudad que rememora su importancia de antaño como pueblo pescador.
La parte de la procesión por el casco urbano se realizó este miércoles como de costumbre en esta festividad con parada del trono. Al finalizar la misa cantada en honor a la Virgen del Carmen en la iglesia Inmaculada, dio comienzo el recorrido que condujo la imagen mariana por primera vez -al no poder hacerse la procesión marítima- hasta el paseo Vista Alegre, donde se encuentra el monumento en Homenaje a Músicos, para continuar hasta el inicio del paseo Juan Aparicio, punto en el que se disparó un castillo de fuegos artificiales. Después, la Virgen regresó a la iglesia parroquial.
Una multitud acompaña a la Virgen del Carmen / Joaquín Carrión
Una jornada atípica por las obras que renovarán la fachada portuaria de la ciudad que recordó a la pandemia, que obligó en 2020 y 2021 a suspender la procesión marítima que tiene una tradición de décadas en la ciudad, muy enfocada a los turistas.
La zona de atraque habitual de las embarcaciones que protagonizan la procesión marítima está totalmente ocupada por las obras de la nueva zona de ocio del Puerto Paseo del Mar, y desde hace unos meses, por la rehabilitación patrimonial del Muelle Mínguez.
Con todo, la ciudad celebró un día que comenzó con una «Diana Musical» por las calles y después en el puerto con la cucaña marítima, una prueba de carácter popular en la que los más atrevidos andan descalzos sobre un grueso poste de madera embadurnado de grasa para alcanzar la banderita que se encuentra en el extremo.
Una muestra por mantener la pervivencia de unas celebraciones que hunden sus raíces en la ya desaparecida actividad pesquera y de navegación que hizo del puerto de Torrevieja uno de los más importantes del Mediterráneo español hasta los años 60 del pasado siglo, con un primigenio significado devocional que en estos tiempos se diluye entre quienes, de turismo estival, lo perciben como folclore local.
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