Para Donald Trump manejar la atención es la chispa de la vida pero lo que dice hay que cogerlo, muchas veces, con pinzas. Es lo que ha pasado en las últimas horas con la inmersión del presidente de Estados Unidos en el mundo de la Coca-Cola, concretamente en su fórmula.
El miércoles, en una jornada en la que perdía los nervios e insultaba a los republicanos que están abriendo un cisma con él por el ‘caso Epstein’, Trump creaba un nuevo foco de atención diciendo en su red social, Truth Social, que había convencido a Coca-Cola de que use en su popular refresco en EEUU azúcar de caña auténtico y no sirope de maíz. “Será una buena jugada por su parte. Verán. ¡Es simplemente mejor!”, escribió.
La compañía inicialmente reaccionó con un comunicado muy neutro donde no desmintió al presidente pero tampoco confirmó que fuera a cambiar la fórmula de la bebida, el refresco más vendido en EEUU, y equipararla a la que usa para la producción en México, que se exporta y es muy popular al norte de la frontera.
“Apreciamos el entusiasmo del presidente Trump por nuestra icónica marca Coca-Cola”, se leía en el comunicado, donde se aseguraba que se compartirían “pronto” más detalles sobre nuevas ofertas innovadoras dentro del rango de productos Coca-Cola”.
Campaña MAHA de Kennedy
Este jueves la compañía, que tiene su sede central en Atlanta, aún quitaba más gas a la efervescencia de Trump y defendía el uso en la fabricación de su bebida del sirope de maíz con alto contenido de fructosa, que Coca-Cola empezó a usar a mediados de los años 80 del siglo pasado, cuando cayó el precio del maíz gracias a generosos subsidios públicos. Ese componente es uno de los que tiene en su diana en su campaña MAHA (siglas en inglés de “Hacer EEUU Sano de Nuevo”) el secretario de Sanidad, Robert F. Kennedy. En un informe publicado en mayo por la “comisión MAHA”, se lo señaló como un factor en obesidad y enfermedades relacionadas.
“El nombre suena complejo pero (…) es solo un edulcorante hecho de azúcar. Es seguro, tiene aproximadamente el mismo número de calorías por porción que el azúcar de mesa y se metaboliza de forma similar en el cuerpo”, se lee en el segundo comunicado, que apunta también a declaraciones de la Asociación Médica Estadounidense, que en 2023 señaló a que no hay pruebas suficientes para restringir su uso ni para obligar a alertas en el etiquetado.
Trump es un fanático de la Coca-Cola, pero en su caso de la light, que no usa ni azúcar de caña ni el jarabe de maíz con alta fructosa sino aspartamo, un edulcorante bajo en calorías. De hecho, llegó a instalar en su primer mandato un botón rojo en el Despacho Oval cuando quería que le llevaran la bebida.
Caídas en mercados y críticas del sector
El poder de las palabras del mandatario también ha quedado claro con este episodio y su anuncio amargó al sector del maíz, provocando caídas en las cotizaciones de sus empresas en los mercados y haciendo que arreciaran las críticas hacia el presidente.
“Trump defiende los trabajos estadounidenses, los granjeros estadounidenses y reducir el déficit comercial”, escribió el mismo miércoles en un comunicado John Bode, presidente y consejero delegado de la Asociación de refinadores de maíz. “Reemplazar el sirope de maíz con alta fructosa por azúcar de caña costará miles de trabajos estadounidense, deprimirá ingresos agrícolas, impulsará importaciones de azúcar extranjero, y todo sin beneficio nutricional”.
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