ALCALÁ DE GUADAÍRA | La tragedia en Sevilla pone el foco de nuevo en la seguridad laboral: «Nos quejábamos, pero nadie hacía nada»

«¿Seguridad? Y una polla», grita desconsolado José Antonio Solís. A los 21 años ha visto morir a sus dos compañeros. Los tres estaban trabajando este miércoles en la rehabilitación de la Casa Ibarra, un edificio histórico propiedad del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), cuando se derrumbó una de las cubiertas. Solo José Antonio salió vivo de allí. Y a gritos, bajo un calor asfixiante, denuncia las pésimas condiciones laborales que supuestamente tenían que soportar a diario.

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