Torre Pacheco

Las mechas de los estallidos sociales, como el de Torre Pacheco, donde unos agresores identificados como inmigrantes marroquíes propinaron una paliza a un vecino jubilado, no se prenden con una sola cerilla. Hace falta algo más. Culpar a la inmigración precisamente en un lugar que no sería lo que es sin la mano de obra extranjera es un disparate. Tampoco es únicamente responsabilidad de Vox, a quien el Gobierno señala, por mucho que su discurso xenófobo alimente el odio, y la amenaza externa encuentre un terreno fértil en quienes creen que los inmigrantes nos invaden y ponen en riesgo la seguridad. El partido de Abascal mantiene de una manera peligrosa el cuchillo entre los dientes para sacar rédito político de unas propuestas simples y extremadamente populistas; los populares han tardado más de la cuenta en pronunciase como es debido sobre la violencia ultra; y el Gobierno, en actuar con eficacia y contundencia, porque en unas circunstancias políticas difíciles busca también sacar partido de la tensión cuando hay posibilidades de culpar a la extrema derecha e incluso a la derecha de lo que sucede estos días.

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