Durante la última semana, parecía que el alto el fuego estaba al caer en la Franja de Gaza. El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, se reunió dos veces con el presidente estadounidense, Donald Trump, en la Casa Blanca. El enviado de este último a la región, Steve Witkoff, se preparaba para viajar a Doha y unirse a las negociaciones para un acuerdo de tregua. La capital catarí rebosaba optimismo. Sin embargo, lo único que ha caído sobre el territorio palestino han sido decenas y decenas de bombas. El enésimo intento fallido para conseguir un alto el fuego entre Israel y Hamás ha condenado a la población gazatí a más jornadas de penurias.
Ambas partes han reconocido estar dispuestas a firmar un alto el fuego, que sería el tercero en 21 meses de brutal ofensiva militar israelí. Pero parece haber puntos de fricción prácticamente insuperables. Hamás ha aceptado liberar a 10 cautivos israelíes como parte de los continuos esfuerzos para llegar a un acuerdo. A cambio, exige que la propuesta de alto el fuego de 60 días incluya un compromiso a no reanudar los combates por parte de Israel, como ya hizo en noviembre de 2023 y el pasado mes de marzo. Pero Netanyahu insiste en que no podría fin a la guerra hasta que el grupo palestino sea destruido.
Palestinos abandonan la localidad de Jan Yunis con sus pertenencias. / EFE
El primer ministro israelí exige que los líderes de Hamás se exilien, sus fuerzas se desarmen, su capacidad de gobernar Gaza sea eliminada, a la vez que su capacidad de reorganizarse y volver a amenazar a Israel. Por eso, no está dispuesto a conceder a nadie la promesa de que no retomaría la violencia sobre Gaza y que retiraría en su totalidad a las fuerzas israelíes del territorio palestino, aunque la Administración Trump ha asegurado a los mediadores que no tiene la intención de permitir que Israel reanude la lucha en Gaza tras un cese del fuego de 60 días. «Tenemos la oportunidad de finalmente lograr un acuerdo de paz —señor primer ministro, como discutimos— y espero que sea muy pronto», le recordó Witkoff durante la cena con Trump y Netanyahu de esta semana.
Varios puntos conflictivos
Aunque funcionarios israelíes y estadounidenses insisten en el optimismo de que a las negociaciones sólo les falta resolver los últimos detalles, Hamás ha declarado que el diálogo, encabezado por mediadores cataríes y estadounidenses, tiene varios puntos conflictivos, como el flujo de ayuda desesperadamente necesaria, la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza y «garantías genuinas para un alto el fuego permanente». El grupo «aceptó la última propuesta de tregua y ofreció la flexibilidad necesaria para proteger a nuestro pueblo, detener el crimen de genocidio y permitir la entrada y el flujo libre y digno de ayuda a nuestro pueblo hasta que alcancemos el fin completo de la guerra», ha dicho uno de sus funcionarios, Taher al Nunu.
También ha exigido que las áreas a las que las tropas israelíes deberían retirarse como parte de la primera fase de un alto el fuego tenían que ser definidas de una manera que no afectara las vidas palestinas y «allanara el camino para la segunda fase de las negociaciones«. Mientras, el Gobierno ultraderechista de Netanyahu va a la suya. Esta semana el ministro de Defensa, Israel Katz, anunció la creación de una «ciudad humanitaria» donde concentrar a la población gazatí. Netanyahu volvió a alentar la «migración voluntaria» de los palestinos desde la Casa Blanca en un eufemismo para referirse a la limpieza étnica de Gaza. Los medios israelíes han informado que el primer ministro ha declarado a los legisladores que Israel está trabajando para destruir todos los edificios de la Franja para que los palestinos no tengan adónde ir después de la guerra, salvo fuera del enclave.
A apenas días
De cara a la galería, todo es positivismo. En una de las tres entrevistas a medios estadounidenses que Netanyahu ha concedido durante su viaje —ninguna a la prensa israelí—, el primer ministro dijo: «Espero que podamos completar [un acuerdo de alto el fuego] en unos días«. «Probablemente tendremos un alto el fuego de 60 días. Saquen el primer lote y luego usen los 60 días para intentar negociar el fin de esto«, anunció el jueves. Trump se le ha unido, aunque con una dosis de realidad. «Creo que tenemos una oportunidad esta semana o la que viene; no es definitivo, no hay nada definitivo sobre la guerra, ni sobre Gaza», anunció a los periodistas.

Un menor es atendido en el hospital tras resultar herido en un ataque israelí contra un punto de distribución de suplementos alimenticios en Deri el Balah, este jueves. / AHMED IBRAHIM / CONTACTO / EUROPA PRESS
Antes de la visita de Netanyahu a la Casa Blanca, Trump pronosticó que a finales de esta misma semana se llegaría a un acuerdo. Incluso Witkoff se preparó para viajar a Doha. A última hora, el enviado especial a la región pospuso su viaje y Trump también aplazó sus términos. Pero el presidente estadounidense no está usando todas las herramientas de presión a su alcance. Lejos de detener el flujo de armas a Israel, la Administración Trump se ha enorgullecido de reanudar la transferencia de bombas pesadas, las únicas armas que su predecesor, el demócrata Joe Biden, retuvo temporalmente durante la guerra en Gaza.
«De buena fe»
El último texto fiable publicado de la llamada ‘propuesta Witkoff’ establecía que si las negociaciones para un alto el fuego permanente no concluyen en los primeros 60 días, la tregua temporal podrá prorrogarse en las condiciones y por la duración que acuerden las partes, siempre que negocien de buena fe. Hamás lleva semanas batallando contra estas tres palabras. Considera que Netanyahu aprovecharía la formulación «de buena fe» para reanudar la campaña de destrucción del enclave palestino, a la vez que busca garantías fiables, de EEUU y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para que el acuerdo ponga fin a la guerra.
A lo largo de dos meses, el grupo palestino liberaría a 10 rehenes vivos y los cadáveres de 18 más en cinco grupos, a cambio de un número aún por acordar de prisioneros palestinos. Netanyahu ha confirmado que quedan unos 20 cautivos vivos y otros 30 muertos, y ha dicho a sus familiares que Hamás elegirá las identidades de los secuestrados a liberar tras casi 650 días en el enclave. Los mismos días que la población gazatí lleva sometida a una campaña de bombardeos brutales, que ha matado a 57.762 palestinos y herido a otros 137.656.
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