La Comisión Europea ha desvelado este miércoles su propuesta para el próximo presupuesto plurianual de la UE, con una cifra de cerca de dos billones de euros para el periodo 2028-2034. El proyecto refleja el cambio de prioridades estratégicas de la unión. La partida para la Política Agraria Común (PAC) se reduce de 387.000 a 300.000 millones de euros, lo que ha provocado protestas de agricultores este miércoles en Bruselas. Otro de los componentes históricos de los presupuestos comunitarios, los fondos de cohesión para las regiones menos desarrolladas, también baja de 330.000 a 218.000 millones. El gran beneficiado es el gasto en defensa, que se incrementará por cinco, hasta los 131.000 millones de euros.
Los dos billones planteados por el Ejecutivo comunitario equivalen al 1,26% de la renta nacional bruta de la unión, frente al 1,13% anterior. Sin embargo, una parte de la misma se destinará al repago de la deuda que se emitió para financiar los planes extraordinarios de recuperación de los Estados miembros por la pandemia (24.000 millones de euros al año). Descontado ese efecto, el incremento del presupuesto es menor, hasta el 1,15% de la renta nacional bruta.
Pese a ello, la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, ha defendido que se trata del Marco Presupuestario Plurianual «más ambicioso propuesto nunca» por Bruselas. Como ya adelantó en febrero, una de las principales novedades es que buena parte de los fondos que los países podrán aspirar a recibir estarán condicionados a unos «planes de asociación nacionales y regionales», que incluirán reformas e inversiones. Se trata de un procedimiento similar al que la UE ya diseñó en 2020 para vehicular las ayudas y créditos del Fondo NextEU para la recuperación tras el covid.
Inversiones por reformas
Según ha explicado la Comisión, los Estados miembro y las regiones podrán proponer inversiones y reformas en áreas como la política de cohesión de los territorios menos desarrollados, la política social, la Política Agrícola Común (PAC), la política pesquera y marítima, la migración, la gestión de fronteras y la seguridad interior. Bruselas, por su parte, hará «recomendaciones» a cada país sobre las áreas prioritarias que debe atender y deberá dar su visto bueno individualmente a cada plan, además de que irá liberando los fondos a medida que se vayan cumpliendo los hitos y objetivos pactados. Se trata de una auténtica revolución: se pasará de unos 540 documentos a solo 27 planes, uno por cada país de la UE.
El Marco Financiero Plurianual establece los límites máximos de gasto para las grandes partidas del presupuesto europeo durante un periodo de siete años, así como las vías de financiación, a los que deben ajustarse las cuentas anuales. La propuesta de la Comisión es solo un punto de partida: ahora tendrá que negociarla con el Parlamento Europeo (que en el anterior proceso en 2018 reclamó de entrada una cantidad más alta) y el Consejo Europeo (que planteó una cifra más baja). Es de prever que la negociación a tres bandas para llegar a un acuerdo vuelva a ser muy compleja. Por ejemplo, el ministro de Finanzas holandés, Eelco Heinen, ya ha advertido que la cifra de dos billones propuesta por la Comisión es «demasiado alta».
Para tratar de facilitar el acuerdo, Bruselas ha propuesto que las contribuciones de los países al presupuesto comunitario permanezcan estables. Para financiar el incremento de las cuentas, así, ha planteado crear nuevas formas de financiación. A las cuatro actuales (basadas en cobros aduaneros, el IVA, residuos de envases de plásticos y las contribuciones según la renta nacional bruta), quiere añadir otras cinco basadas en el actual Régimen de Comercio de Derechos de Emisión; el Mecanismo de Ajuste del Carbono; los residuos de equipos eléctricos y electrónicos no recogidos; los impuestos especiales sobre el tabaco; y una aportación de las empresas que operen y venda en la UE y tengan un volumen de negocio superior a 100 millones de euros. Según sus cálculos, todo ello le permitiría ingresar 58.500 millones al año.