Pech David no es el Tourmalet y tampoco pretende serlo. Pero hace las delicias de los cicloturistas de Toulouse. Unos suben el pequeño montículo -imagínense ascender por una rampa de garaje de casi un kilómetro retorciéndose como una serpiente- a través de la carretera por la que pasarán este miércoles los corredores del Tour y otros lo hacen por los caminos de tierra con sus bicis de montaña.
Estamos en el mes de junio. Falta un mes para la cita de la carrera ciclista con la capital occitana, pero Toulouse ya vive ambiente de Tour. En varias zonas de la ciudad, la publicidad institucional avisa de la visita de la prueba y, aunque cuesta encontrar la dichosa colina de Pech David con un GPS que se lía un poco, cuando el coche llega al lugar de destino, no queda ninguna duda: puede ser la trampa del Tour 2025, el lugar donde si alguno se despista quizá pierda hasta el carnet de identidad.
La publicidad institucional lleva semanas informando de la llegada del Tour a Toulouse. / Sergi López-Egea
Christian Prudhomme, director del Tour, advirtió en octubre del año pasado, durante la presentación oficial de la prueba en París, de que atención a la etapa de Toulouse porque, aunque estaba calificada como llana, tenía su intriga a ocho kilómetros de la meta. Y citó por primera vez el nombre de Pech David.
Los que conocen la colina
Benjamin Thomas y Anthony Perez, ambos corredores del Cofidis, son los ciclistas profesionales de la zona y los que llevan semanas hablando del auténtico muro de Occitania. El primero de ellos disputa el Tour, el segundo, descansa. “En invierno, si la carretera está húmeda hasta te resbala la rueda trasera de la bici”, explica Thomas a la prensa local. “Aunque hayan catalogado a la etapa como llana, tiene poco de ello. Va a ser un día muy complicado, sobre todo si tenemos en cuenta que llega después de la jornada de descanso”, advierte José Joaquín Rojas, director del Movistar, que realizó con su coche el recorrido completo unos días antes del inicio del Tour.

Detalle de la subida a Pech David. / Sergi López-Egea
Aparece Pech David y enseguida uno se da cuenta de que poco tiene que envidar la cuesta al famoso muro de Huy donde se define la clásica Flecha Valona, ganada este año por Tadej Pogacar, qué extraño. El coche asciende serenamente. La entrada es más dura que la salida de la colina. El promedio oficial es del 12% pero las rampas iniciales alcanzan el 20. La salida, ojo al dato, conduce hacia una carretera más estrecha y desde allí el descenso hacia Toulouse.
¿Escapada?
¿Será etapa de escapada? Seguramente. Todo el mundo lo ve así, en un día en el que estará abierta la veda puesto que hasta el UAE de Pogacar entregó el lunes el jersey amarillo al irlandés Ben Healy y con ello la llave para el control de la etapa 11 a su equipo, el EF estadounidense. Sin embargo, este martes, en el típico entrenamiento de la jornada de descanso, no hay escuadra que no tenga anotada la visita a la dichosa subida, ya que todo el Tour ha descansado en los alrededores de Toulouse.

El perfil de la 11ª etapa del Tour. / ASO
No cabrá un alma en los 800 metros de la subida. Quizá las figuras, pensando en Hautacam, cita del jueves, otro cuento, otra película, otra serie, decidan ascender con cierto sosiego. Pero, al igual que los fugados, deberán retorcerse y estar pendientes de que no se le crucen los cables a algún corredor importante y decida liarla antes de llegar a Toulouse.
Como cuenta Rojas, ‘Rojillas’ para todo el equipo Movistar, el día después a una jornada de descanso suele ser peligroso porque el cuerpo del ciclista debe volver a aclimatarse a la competición tras el paréntesis del reposo. Por eso, aunque no haya competición, nadie se queda en el hotel, todos salen a rodar y todos, sin excepción, a reconocer la subida a Pech David antes de que el Tour se ponga en modo Pirineos, alta montaña, y comience a deletrear los nombres de las más famosas cumbres de la cordillera como el Tourmalet, el Aspin y el Peyresourde incluidos en la minuta de la etapa del próximo sábado.
Todas las clasificaciones.