La presidenta del Govern, Marga Prohens, ha ofrecido una entrevista en IB3 Televisió en la que ha hecho balance del curso político y ha defendido con firmeza la línea de acción del Ejecutivo autonómico. Prohens asegura que la relación con Vox se basa en «mucha negociación y respeto mutuo», reconociendo que, a pesar de las diferencias «notables» entre ambos partidos, ha sido «mucho más fácil entendernos» que con la oposición».
«Los votantes de Vox merecen todo mi respeto”, afirma, subrayando que las decisiones se han tomado «sin traspasar las líneas rojas del PP, ni las del Estatut, ni la Ley de Normalización Lingüística ni el bilingüismo cordial que defendemos y que está presente en la calle y en las familias».
Con tono firme pero conciliador, Prohens apunta que su gobierno ha hecho «un ejercicio de responsabilidad» y ha priorizado lo que une con Vox, como las bajadas de impuestos, pero sin renunciar a sus compromisos ni a su visión del modelo balear: «Estoy satisfecha de que las cesiones se han hecho sin ceder en las líneas rojas del PP. No vamos a traicionar lo que hemos defendido ni a quienes nos votaron».
Recalca que seguir con las mismas políticas que la izquierda «sería una traición a nuestros votantes» y añade que ha conseguido que sus líneas rojas «no estén en juego». «No puedes traicionar ni a tus votantes ni al respeto a la Constitución ni a la normativa vigente», apunta.
Sobre vivienda, uno de los temas centrales de su intervención, Prohens advierte que «ya no es un problema solo de personas vulnerables, sino de clases medias y jóvenes que quieren independizarse». Denuncia que el marco legal estatal protege más al okupa que al propietario y defiende la necesidad de liberar suelo para facilitar el acceso a la vivienda: «Si no liberas suelo, no baja el precio. Tenemos que hacer una alianza con el sector privado. Los propietarios no son criminales. A veces un inquiokupa impide que unos pensionistas completen su pensión o priva a una familia sencilla de ese alquiler».
En cuanto a la masificación turística, insiste en la necesidad de «recuperar la convivencia entre turistas y residentes», aunque condena los actos «vandálicos y de odio» que se han producido por parte de Arran. «Respeto todas las manifestaciones, pero he sido la primera presidenta que ha dicho que hemos llegado a un límite», remarca mientras añade que la extensión de la temporada turística «aporta estabilidad a los trabajadores».
Prohens también denuncia la gestión del Gobierno central en materia de inmigración y transporte: «Ha hecho dejadez de funciones, estamos abandonadas e insultadas». Critica que la inmigración irregular se esté abordando tarde y mal, y pidió actuar en los países de origen: «Las mafias están haciendo negocio mientras los ciudadanos de Baleares están preocupados por una inmigración desbocada«.
Reivindica también la necesidad de cogestión aeroportuaria, señalando que el aeropuerto de Palma «merece otra gestión» y que todo lo que depende del Gobierno «falla en Baleares».