La India ha ordenado a todas sus aerolíneas que inspeccionen los interruptores del combustible en algunos de sus modelos Boeing. Un mes después del accidente que dejó 260 muertos apenas se sabe que el avión cayó porque desde la cabina se cortó el suministro a los motores poco después del despegue. Si fue fortuito, deliberado o un fallo técnico es aún un misterio pero, por si acaso, las compañías de varios países se apresuran a chequear el mecanismo.
La Agencia General de Aviación Civil de India ha publicado la directiva que afecta, entre otros, a los célebres 737 y 787 del constructor estadounidense. La aerolínea Air India, propietaria del avión accidentado, había empezado sus controles este fin de semana tras la publicación del informe preliminar que apuntaba a esa causa. No han sido descubiertas anomalías tras haber inspeccionado la mitad de la flota, ha desvelado una fuente anónima citada por Reuters. También de motu propio la aerolínea japonesa JAL está chequeando los sistemas y el Ministerio de Transporte surcoreano ha anunciado lo mismo. Tanto la multinacional Boeing como la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas inglesas) habían prometido en los días anteriores a todas las aerolíneas que el sistema que abre y cierra las válvulas de combustible funciona correctamente.
Accidente aéreo de Air India. / Europa Press/Contacto/Basit Zargar
Pero el informe preliminar cita un boletín de la propia FAA de 2018 que recomendaba la revisión del mecanismo en algunos modelos, incluido el 787 accidentado, porque Boeing había recibido noticias de que algunos habían sido instalados sin el bloqueo activado. No era una orden, sino una recomendación, así que Air India la ignoró. Desde entonces, sin embargo, había cambiado dos veces la consola central que incluye los interruptores del combustible en el avión accidentado.
Peor tragedia aérea de la década
El Boeing 787 Dreamliner partió el 12 de junio del aeropuerto de Ahmedabad, se elevó unos 200 metros y cayó en una zona residencial. El vuelo apenas duró 40 segundos. El examen de las cajas negras resolvió el enigma de la inmediata pérdida de potencia que se adivinaba en las grabaciones. Solo tres segundos después del despegue, los interruptores de control del queroseno de ambos motores se movieron con brusquedad de la posición de RUN (en funcionamiento) a CUT-OFF (corte). Las conversaciones de cabina subrayan la desesperación del momento. Un piloto le pregunta insistentemente al otro por qué los ha desactivado y este responde que no lo ha hecho.
El avión emite un triple Mayday, la señal de emergencia, y reanuda el flujo de combustible a los motores, pero vuela ya demasiado bajo y lento para recuperarse. La colisión mata a 241 personas a bordo, todas menos una, y a otras 19 en tierra, en la peor tragedia aérea de la década.

Accidente de Air India. / UNI / Xinhua News / ContactoPhoto
El informe de 15 páginas elaborado por el Ministerio de Aviación indio ha generado más dudas de las que ha resuelto. Campbell Wilson, director ejecutivo de Air India, ha lamentado «las especulaciones en los medios de comunicación» y pedido que se detengan las «conclusiones prematuras porque la investigación está lejos del final». Coinciden los expertos en que será necesaria una identificación clara de las voces para saber si fue el comandante el que inquirió al copiloto por el corte de suministro o al revés, la transcripción íntegra y todos los registros de vuelo. El accidente renueva las presiones para instalar cámaras en la cabina que en este caso revelarían qué activó el interruptor tras el despegue cuando esa acción sólo se contempla tras el aterrizaje.
«Una mano humana»
Las especulaciones nacen en las robustas medidas de seguridad sobre esos interruptores para evitar su activación fortuita. En los Boeing 787 Dreamliner están situados entre los asientos de los dos pilotos y blindados contra gestos involuntarios por una barra metálica. Es necesario levantar primero las palancas de bloqueo y después accionarlos. El corte de suministro de queroseno en escasos segundos de ambos motores requirió, pues, de cuatro gestos encadenados, tan rápidos como precisos.
«No estoy convencido de que fuera un suicidio ni una acción voluntaria. De lo que sí estoy convencido es de que los cambios fueron movidos por una mano humana», ha dicho en las redes sociales Steve Giordano, un expiloto con extensa experiencia con el modelo 787.
Suscríbete para seguir leyendo