Con la llegada del verano y las olas de calor cada vez más intensas, muchas personas recurren a trucos clásicos para intentar combatir las altas temperaturas. Uno de los más extendidos es el de darse una ducha de agua fría para refrescarse. Sin embargo, según ha explicado el farmacéutico Álvaro Fernández en su cuenta de Instagram, esta práctica puede ser más perjudicial que beneficiosa a medio plazo. Y es que, aunque en un primer momento proporciona alivio, el efecto final puede ser justo el contrario: más calor y mayor sofoco.
En un vídeo compartido en su perfil, Fernández explica con claridad lo que ocurre en el cuerpo cuando nos exponemos repentinamente al agua fría en pleno verano:»Que sepas que eso es contraproducente y, al rato, tendrás todavía más calor«, afirma el farmacéutico.Al parecer, lo que sucede es que el cuerpo, al notar un descenso repentino de la temperatura, activa de forma automática sus mecanismos internos de producción de calor paracompensar el enfriamiento externo.
¿Cuál es la mejor hora del día para ducharse? / pixabay
Al principio, el agua fría puede parecer una solución efectiva. El cuerpo se enfría rápidamente y se experimentan unos minutos de alivio térmico. Pero según Fernández, esa sensación es efímera:»Tienes 10 minutos de gustito, sí, pero después, como has enfriado el cuerpo, este se activa para generar calor, y al rato sofocón. Vamos, que estarás todavía más sofocado», explica.
Este efecto rebote se debe al funcionamiento natural del sistema termorregulador del organismo, cuya misión es mantener constante la temperatura corporal. Cuando detecta un descenso brusco de temperatura externa, estimula la vasoconstricción y otras respuestas fisiológicas para recuperar el equilibrio térmico, lo que genera una sensación de más calor poco después de la ducha fría.
Más calor tras la ducha fría
Además, Fernández destaca que este error es muy común y se repite cada verano. «Mucha gente se da una ducha de agua fría en verano para refrescarse y el efecto es el contrario». Esto ocurre especialmente por desconocimiento de cómo actúa el cuerpo ante los cambios térmicos, y porque asociamos el frescor inmediato con un alivio duradero, cuando en realidad se trata de un efecto temporal.
Cómo refrescarte en verano
El uso de agua templada o ligeramente fresca podría ser mucho más efectivo a la hora de bajar la temperatura corporal sin provocar una respuesta de sobrecalentamiento posterior. Además, es aconsejable combinarlo con medidas tradicionales, como hidratarse bien, bajar las persianas, usar ventiladores y vestir ropa ligera y transpirable.
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