Tan solo una semana después de que Grok, el chatbot de inteligencia artificial de Elon Musk, alabase a Adolf Hitler y escupiese todo tipo de insultos antisemitas, el gobierno de Estados Unidos ha cerrado un importante contrato militar de hasta 200 millones de dólares con su creador, la compañía xAI.
El Departamento de Defensa, encargado de coordinar el ejército estadounidense y todas las agencias de seguridad nacional, anunció este lunes en un documento con escasos detalles que integrará la tecnología propiedad del hombre más rico del mundo para modernizar sus capacidades y para «desarrollar flujos de trabajo de IA agéntica en diversos ámbitos de misión».
Por su parte, xAI ha anunciado que suministrará «productos de IA de vanguardia» al Pentágono, pero que también podría ampliar ese lucrativo negocio a otras agencias del gobierno estadounidense.
El contrato también recompensa con un máximo de 200 millones de dólares a otros gigantes del sector como OpenAI, Google o Anthropic, que anteriormente ya habían cerrado acuerdos económicos similares para prestar sus servicios al Departamento de Defensa. La histórica alianza entre Silicon Valley, meca de la industria tecnológica estadounidense, el sector militar y la Casa Blanca se está profundizando bajo la presidencia de Donald Trump.
Grok loa a Hitler
No obstante, la inclusión de xAI en el acuerdo despierta varias dudas. La semana pasada, Grok se autoproclamó «Mecha Hitler» —o Hitler mecanizado—, alabó la figura del dictador nazi, difundió todo tipo de conspiraciones antisemitas e incluso promovió fantasías de violación. xAI retiró algunos de los comentarios, pidió perdón y aseguró haber tomado medidas «para prohibir los discursos de odio», una moderación de contenido que Musk ha tildado de «censura» cuando se da en otras plataformas digitales. El portal especializado TechCrunch sugirió que Grok podría consultar las publicaciones del magnate en X —red social antes conocida como Twitter y de su propiedad— para así alinear sus respuestas con la opinión de Musk.
Por otro lado, el posible conflicto de interés con la empresa de Musk, que hasta hace un mes había sido mano derecha de Trump liderando el mal llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una iniciativa para recortar el gasto público, purgar el funcionariado y centralizar la digitalización de la administración para aumentar el poder del presidente hasta cuotas sin precedentes.
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