El sector de la moda se encuentra en un punto de inflexión. Durante años la industria ha apostado por el consumo rápido de ropa, lo que ha causado un gran problema medioambiental por la gran cantidad de residuos textiles. Una mesa de expertos organizada por Prensa Ibérica con el patrocinio de Signus abordó los grandes retos que tienen por delante las empresas textiles y la necesidad de fomentar el reciclaje. El diálogo, moderado por la periodista de Prensa Ibérica Atala Martín, contó con la participación de Isabel Rivadulla, directora de Comunicación y Márketing de Signus; Gema Gómez, directora ejecutiva y fundadora de Slow Fashion Next; Alicia García Franco, directora general de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje; Alberto Fernández Santamaría, director de Operaciones de Re-viste, y María Lafuente, diseñadora de moda.
Lafuente, reconocida por su trayectoria ligada al ecodiseño y la reutilización de materiales, recalcó la importancia de la transparencia. «Lo más importante es saber quién está diseñando la moda», afirmó. En su caso, sus prendas se elaboran íntegramente en España, muchas veces con la colaboración de mujeres en riesgo de exclusión social. «Se hace con transparencia. Eso no se puede decir de otras marcas», añadió. Para Lafuente, el uso de materiales como los neumáticos es una forma de explorar las posibilidades del reciclaje creativo.
De izquierda a derecha, María Lafuente, diseñadora de moda; Alicia García Franco, directora general de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje; Isabel Rivadulla, directora de Comunicación y Márketing de Signus, Atala Martín, periodista de Prensa Ibérica; Alberto Fernández Santamaría, director de Operaciones de Re-viste, y Gema Gómez, directora ejecutiva y fundadora de Slow Fashion Next. / Xavier Amado
Desde el punto de vista de la recuperación y el reciclaje, Alicia García Franco, directora general de la Federación Española de Recuperación y Reciclaje, explicó que un gran obstáculo para avanzar es la mezcla de materiales: «Nuestro problema es que muchas veces las telas están compuestas por fibras imposibles de separar, o tienen elementos como cremalleras, lentejuelas o tachuelas que dificultan el reciclaje». Aunque ya se reciclan fibras como el algodón y la lana en su forma más pura, sigue existiendo un volumen elevado de ropa que termina en vertederos o incineradoras. «Del total desechado, solo el 10% se recoge selectivamente. Y de ese porcentaje, una parte muy reducida es realmente reutilizable», lamentó.
Además, García Franco puso sobre la mesa los elevados costes del reciclaje en Europa. «Los costes laborales y energéticos son bastante más altos que en otras geografías. Esto, unido a la falta de estandarización de los materiales, ralentiza el cambio», argumentó. No obstante, reconoció avances normativos, con estándares técnicos en desarrollo y nuevas regulaciones en camino que podrían empujar a las empresas a incorporar criterios de circularidad, aunque, por ahora, de forma voluntaria.
«Con el reciclaje de diferentes productos, como los neumáticos, se abren oportunidades interesantes en el mundo de la moda para sustituir otros materiales como el cuero»
Concienciar al consumidor
Rivadulla, de Signus, incidió en la necesidad de concienciar al consumidor sobre el verdadero coste de la moda ultrarrápida, representada por plataformas como Shein y Temu: «Antes se valoraba la ropa que pasaba de generación en generación. Ahora se compra de forma compulsiva». Rivadulla explicó que desde Signus están centrados en la exploración de nuevos materiales para construir un modelo de moda más duradero y sostenible. «Con el reciclaje de diferentes productos, como los neumáticos, se abren oportunidades interesantes en el mundo de la moda para sustituir otros materiales como el cuero».
Por su parte, Fernández Santamaría, de Re-viste, centró su intervención en la dificultad de competir en precio con la llamada fast fashion. «Desafortunadamente, la ropa sostenible es más cara y muchos consumidores prefieren opciones más económicas», explicó. En su opinión, no se puede esperar a que toda la sociedad esté concienciada. «Hay gente que no tiene capacidad de elección porque no puede pagar más. Por eso es fundamental que el regulador intervenga y que se apliquen incentivos fiscales para las prendas recicladas o sostenibles». También destacó que en España existen algunas de las cadenas de distribución más eficientes del mundo, lo que podría facilitar una transformación rápida si hay voluntad y presión normativa.
Gema Gómez, de Slow Fashion Next, ofreció una visión crítica sobre el modelo económico que ha imperado en los últimos años en el sector textil. «Se ha construido un sistema muy lucrativo que ha consistido en externalizar los costes económicos, sociales y medioambientales para aumentar beneficios», denunció. «Estamos viendo cómo se quema lana que no se reutiliza. Mientras no tengamos la innovación necesaria, el reciclaje textil será muy limitado». Gómez apostó por circuitos cerrados que no extraigan materiales de otros sectores, por el uso de materiales libres de químicos nocivos y, sobre todo, por mostrar al consumidor los beneficios reales de comprar mejor y menos.